El problema, según la especialista, es que “se ha normalizado la conducta del juego. Hoy se ve como un hobby, como una forma que tienen los jóvenes de sociabilizar en grupo y la publicidad agresiva con ídolos a imitar” no ayuda. Para Ibáñez, la edad de inicio es un factor de riesgo en el juego. “Hace unos 10 años el perfil del ludópata que acudía a la Unidad en busca de tratamiento era un varón con una media de edad de unos 45 años, que tenía problemas con el juego desde unos 7-8 años antes. Aunque los problemas se dan en toda clase y condición, con más frecuencia atendíamos pacientes con estudios no universitarios, activos laboralmente, casados o conviviendo en pareja. El principal problema entonces eran las máquinas tragaperras. En los últimos años la edad de inicio del problema se ha reducido considerablemente, detectándose cada vez con mayor frecuencia problemas de juego en la población más joven. En la actualidad, entre el 30 y el 40% de los que acuden a tratamiento son jóvenes, entre 25 y 35 años, solteros, con estudios universitarios en más del 25% de los casos, que tienen problemas con el juego online y apuestas deportivas desde hace uno o dos”.
“Lo que no ha cambiado es la proporción de mujeres que acuden a buscar tratamiento, de manera que siguen siendo varones nueve de cada diez, mientras que los estudios en la población general apuntan a que una de cada tres ludópatas es mujer”, añade. La sociedad va tomando cada vez más conciencia de este problema. “La regulación actual requiere mayor atención, porque el juego online es más adictivo, está disponible 24 horas los 365 días al año y sin necesidad de desplazarse”.
En este sentido, Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol, ha expresado la preocupación respecto al juego: “La regulación es un buen inicio, pero no es suficiente. Es imprescindible que la prevención no quede relegada a un segundo plano y sólo se pongan limitaciones horarias o control de contenidos. La información es poder y permite a la ciudadanía tomar decisiones. Ambas, la información y la prevención deben ir dirigidas de forma especial a los jóvenes de hoy para prevenir las adicciones del mañana”.
El problema, según la especialista, es que “se ha normalizado la conducta del juego. Hoy se ve como un hobby, como una forma que tienen los jóvenes de sociabilizar en grupo y la publicidad agresiva con ídolos a imitar” no ayuda. Para Ibáñez, la edad de inicio es un factor de riesgo en el juego. “Hace unos 10 años el perfil del ludópata que acudía a la Unidad en busca de tratamiento era un varón con una media de edad de unos 45 años, que tenía problemas con el juego desde unos 7-8 años antes. Aunque los problemas se dan en toda clase y condición, con más frecuencia atendíamos pacientes con estudios no universitarios, activos laboralmente, casados o conviviendo en pareja. El principal problema entonces eran las máquinas tragaperras. En los últimos años la edad de inicio del problema se ha reducido considerablemente, detectándose cada vez con mayor frecuencia problemas de juego en la población más joven. En la actualidad, entre el 30 y el 40% de los que acuden a tratamiento son jóvenes, entre 25 y 35 años, solteros, con estudios universitarios en más del 25% de los casos, que tienen problemas con el juego online y apuestas deportivas desde hace uno o dos”.
“Lo que no ha cambiado es la proporción de mujeres que acuden a buscar tratamiento, de manera que siguen siendo varones nueve de cada diez, mientras que los estudios en la población general apuntan a que una de cada tres ludópatas es mujer”, añade. La sociedad va tomando cada vez más conciencia de este problema. “La regulación actual requiere mayor atención, porque el juego online es más adictivo, está disponible 24 horas los 365 días al año y sin necesidad de desplazarse”.
En este sentido, Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol, ha expresado la preocupación respecto al juego: “La regulación es un buen inicio, pero no es suficiente. Es imprescindible que la prevención no quede relegada a un segundo plano y sólo se pongan limitaciones horarias o control de contenidos. La información es poder y permite a la ciudadanía tomar decisiones. Ambas, la información y la prevención deben ir dirigidas de forma especial a los jóvenes de hoy para prevenir las adicciones del mañana”.