Las cifras han sido extraídas de la última memoria anual de Azarplus, una de las patronales del sector, que no incluyen los efectos tributarios de la proliferación del juego en los dos últimos ejercicios, en los que algunas comunidades han visto crecer notablemente esos ingresos.
La distribución por comunidades indica cómo los mayores rendimientos impositivos se dan en los territorios más poblados y de mayor potencial económico, como, por este orden, Catalunya, la única comunidad que ya superaba en 2017 los doscientos millones anuales, y, en todos los casos por encima de los cien, Andalucía, Madrid y la Comunitat Valenciana.
En esos cuatro territorios, según los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ, del Ministerio de Hacienda), el dinero que los jugadores introducen en el circuito supera los mil millones de euros al año, a mucha distancia de Galicia y Castilla y León, donde rebasa los 500, y de Euskadi, Canarias y Castilla-La Mancha, donde el volumen se sitúa entre esa cifra y los 350.
Cuando el Gobierno te anima a apostar
En este marco, el director general de Ordenación del Juego, Juan Espinosa, tiene como objetivo “lograr la sostenibilidad de la actividad de juego”, a la que se refiere como “socialmente aceptada y aceptable”, y hacerla compatible con “la prevención de comportamientos adictivos”. Esto, en su planteamiento, se traduce en el complejo reto de compatibilizar “la protección de los colectivos particularmente sensibles que no deben consumir actividades de juego” con la defensa del “interés de los participantes” en los envites, según recoge el acta de la última sesión del Consejo Asesor del Juego Responsable.
En el mismo sentido, el Programa de Juego Responsable 2019-2022 de la DGOJ, el organismo que supervisa la actividad de las empresas de apuestas y envites en España, “parte de la aspiración de construir los juegos de azar como una actividad socialmente sostenible, promoviendo la colaboración de todos los colectivos implicados acorde a la filosofía de prevención e información”. Aunque lo hace sin referencias a fenómenos como el sobreendeudamiento o la proliferación de las casas de microcréditos junto a las de apuestas.
Sin embargo, la posición sobre el juego responsable de la DGOJ, expuesta con claridad en su web jugarbien.es, en realidad descarga sobre el jugador toda la responsabilidad de las eventuales consecuencias de apostar.
Lo hace con afirmaciones como que "el jugador responsable juega para divertirse y entretenerse, no para ganar dinero", y que este, "jugando responsablemente, hace que la actividad del juego sea una experiencia agradable, divertida, sin riesgo de daño a sí mismo, familia y/o amigos".
La postura de este órgano de la Administración se completa con una serie de sugerencias que, directamente, animan al ciudadano a apostar. "Juega para divertirte, disfruta al ganar pero considera que también puedes perder", recomienda, antes de dar, entre otros, estos tres consejos: “Juega solo el dinero que hayas decidido destinar a la diversión”, “establece un límite de tiempo y de dinero para jugar” y “no permitas que el juego afecte a tus relaciones con la familia y amigos”. Nada del tipo “piénsalo bien antes de comenzar a apostar”.
Las cifras han sido extraídas de la última memoria anual de Azarplus, una de las patronales del sector, que no incluyen los efectos tributarios de la proliferación del juego en los dos últimos ejercicios, en los que algunas comunidades han visto crecer notablemente esos ingresos.
La distribución por comunidades indica cómo los mayores rendimientos impositivos se dan en los territorios más poblados y de mayor potencial económico, como, por este orden, Catalunya, la única comunidad que ya superaba en 2017 los doscientos millones anuales, y, en todos los casos por encima de los cien, Andalucía, Madrid y la Comunitat Valenciana.
En esos cuatro territorios, según los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ, del Ministerio de Hacienda), el dinero que los jugadores introducen en el circuito supera los mil millones de euros al año, a mucha distancia de Galicia y Castilla y León, donde rebasa los 500, y de Euskadi, Canarias y Castilla-La Mancha, donde el volumen se sitúa entre esa cifra y los 350.
Cuando el Gobierno te anima a apostar
En este marco, el director general de Ordenación del Juego, Juan Espinosa, tiene como objetivo “lograr la sostenibilidad de la actividad de juego”, a la que se refiere como “socialmente aceptada y aceptable”, y hacerla compatible con “la prevención de comportamientos adictivos”. Esto, en su planteamiento, se traduce en el complejo reto de compatibilizar “la protección de los colectivos particularmente sensibles que no deben consumir actividades de juego” con la defensa del “interés de los participantes” en los envites, según recoge el acta de la última sesión del Consejo Asesor del Juego Responsable.
En el mismo sentido, el Programa de Juego Responsable 2019-2022 de la DGOJ, el organismo que supervisa la actividad de las empresas de apuestas y envites en España, “parte de la aspiración de construir los juegos de azar como una actividad socialmente sostenible, promoviendo la colaboración de todos los colectivos implicados acorde a la filosofía de prevención e información”. Aunque lo hace sin referencias a fenómenos como el sobreendeudamiento o la proliferación de las casas de microcréditos junto a las de apuestas.
Sin embargo, la posición sobre el juego responsable de la DGOJ, expuesta con claridad en su web jugarbien.es, en realidad descarga sobre el jugador toda la responsabilidad de las eventuales consecuencias de apostar.
Lo hace con afirmaciones como que "el jugador responsable juega para divertirse y entretenerse, no para ganar dinero", y que este, "jugando responsablemente, hace que la actividad del juego sea una experiencia agradable, divertida, sin riesgo de daño a sí mismo, familia y/o amigos".
La postura de este órgano de la Administración se completa con una serie de sugerencias que, directamente, animan al ciudadano a apostar. "Juega para divertirte, disfruta al ganar pero considera que también puedes perder", recomienda, antes de dar, entre otros, estos tres consejos: “Juega solo el dinero que hayas decidido destinar a la diversión”, “establece un límite de tiempo y de dinero para jugar” y “no permitas que el juego afecte a tus relaciones con la familia y amigos”. Nada del tipo “piénsalo bien antes de comenzar a apostar”.