Al cabo de un rato, viendo que la adolescente parecía calmarse, los agentes se marcharon del domicilio, de común acuerdo con la madre, no sin antes advertirle de que si tenía el más mínimo problema los avisara inmediatamente.
No habían transcurrido ni 20 minutos cuando la sala del 092 recibía una nueva llamada de auxilio de la progenitora. Eran exactamente las 4.30 horas. La mujer manifestó por teléfono que su hija se había puesto muy agresiva y tenía miedo de que le pegara.
Los policías solo tardaron unos minutos en llegar. Llamaron a la puerta y, de nuevo, les abrió la madre. Según les dijo, la menor le había vuelto a insultar e incluso le había propinado un manotazo, además de causarle arañazos en un brazo. Después, la joven se encerró en su cuarto y cerró por dentro con llave.
Los funcionarios se acercaron a su puerta y trataron de convencerla de que abriera. Ella se negó, pero al cabo de unos 20 minutos lograron que depusiera su actitud. La adolescente reconoció que había intentado marcharse de nuevo de su casa y que, cuando su madre se lo impidió, mantuvieron un forcejeo.
A la vista de los hechos, los policías locales la detuvieron por un presunto delito de maltrato en el ámbito familiar y la pusieron a disposición de la Fiscalía.
Al cabo de un rato, viendo que la adolescente parecía calmarse, los agentes se marcharon del domicilio, de común acuerdo con la madre, no sin antes advertirle de que si tenía el más mínimo problema los avisara inmediatamente.
No habían transcurrido ni 20 minutos cuando la sala del 092 recibía una nueva llamada de auxilio de la progenitora. Eran exactamente las 4.30 horas. La mujer manifestó por teléfono que su hija se había puesto muy agresiva y tenía miedo de que le pegara.
Los policías solo tardaron unos minutos en llegar. Llamaron a la puerta y, de nuevo, les abrió la madre. Según les dijo, la menor le había vuelto a insultar e incluso le había propinado un manotazo, además de causarle arañazos en un brazo. Después, la joven se encerró en su cuarto y cerró por dentro con llave.
Los funcionarios se acercaron a su puerta y trataron de convencerla de que abriera. Ella se negó, pero al cabo de unos 20 minutos lograron que depusiera su actitud. La adolescente reconoció que había intentado marcharse de nuevo de su casa y que, cuando su madre se lo impidió, mantuvieron un forcejeo.
A la vista de los hechos, los policías locales la detuvieron por un presunto delito de maltrato en el ámbito familiar y la pusieron a disposición de la Fiscalía.