"Tenemos que mejorar muchísimo", afirma la especialista. Se puede decir que no hay ningún país del mundo que sirva de ejemplo en el abordaje integral de esta patología porque directamente no está reconocida ni por el último Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (el llamado DSM5, una especie de biblia de la Psiquiatría) ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Sigue predominando la visión conservadora que asume la adicción como un problema de debilidad de carácter o vicio y no como una enfermedad cerebral y mental", explica Volkow. Paradójico teniendo en cuenta que ya en los años ochenta se demostró que en las personas adictas existe un desajuste cerebral que afecta al funcionamiento de las áreas que permiten ejercer el control sobre los deseos, es decir, interfiere en la capacidad para dominar los impulsos. ¿A qué se debe este desajuste? Al igual que en otros trastornos mentales, existen factores neurobiológicos, ambientales y genéticos. "Sabemos que -claramente- hay diferencias genéticas que determinan que una persona sea mucho más vulnerable que otra", asegura Volkow.

Estas particularidades cerebrales se han constatado, en buena medida, gracias a las investigaciones de la doctora Volkow, reconocida mundialmente por ser pionera en el uso de imágenes cerebrales para estudiar los efectos tóxicos de las drogas y sus propiedades adictivas. Sus trabajos han documentado los cambios que se producen (por culpa de las drogas) en el sistema de la dopamina y que afectan las acciones de las regiones frontales del cerebro involucradas en la motivación, el impulso y el placer, así como la disminución de la dopamina en el cerebro. Hallazgos que verifican que la drogadicción es una enfermedad del cerebro, "un problema médico que puede ser tratado y rehabilitado, como se hace con otro tipo de enfermedades que tienen que ver con el cerebro, como la epilepsia", comenta Volkow.

Sin embargo, y a pesar de las evidencias científicas, los consensos profesionales continúan excluyendo la patología dual del católogo oficial de enfermedades psiquiátricas, por lo que los afectados siguen sin tener una puerta abierta que les brinde un abordaje integral, correcto y eficaz. Al ser tratados sólo en un aspecto, expone Nestor Szerman, jefe de servicio de Salud Mental en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, "esta doble enfermedad mental se alarga" y se enmaraña. Surgen recaídas, conlleva mayor riesgo de hospitalización, violencia, complicaciones médicas y encarcelación".

En palabras de Nora Volkow, "la falta de diagnóstico y tratamiento inciden en la elevada morbilidad y mortalidad de los pacientes" y el sufrimiento de sus más allegados. "De todas las enfermedades, la que más destruye la vida familiar es la adicción".

Un abordaje integral no sólo evitaría estas consecuencias y lograría un tratamiento eficaz, además, desde el punto de vista de la eficiencia, "también se reducirían costes", asegura Szerman, porque, directamente, "disminuirían las duplicidades que hay en los recursos disponibles". En los servicios paralelos, agrega, "son frecuentes las dificultades de accesibilidad, poca adherencia, atención, continuidad de los cuidados, mensajes contrarios...".

Esta terapia conjunta, puntualiza la investigadora estadounidense, "incluye también la atención médica a otros problemas clínicos que coexistan con la patología dual que son bastante frecuentes. Por ejemplo, los que tienen dolor crónico son muy difíciles de manejar y en ellos, la prevalencia del consumo de drogas es mucho más alto.

Los más adelantados en este asunto, señala Volkow, "son los psiquiatras españoles". De hecho, el término se acuñó en nuestro país por el profesor Miguel Casas que, junto con Nestor Szerman, han situado a la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD, constituida en 2005)a la cabeza mundial en este área científica. Incluso con liderazgo, se puede decir que en España también se cierran los ojos ante una realidad clínica que no por obviarla deja de existir. Según estudios realizados por la SEPD, entre las personas bipolares, más del 60% sufre adicción a sustancias; entre los pacientes con depresión, el 30% y hasta el 80% de quienes padecen trastornos de ansiedad tienen problemas específicamente con el alcohol. "Junto con el tabaco y la marihuana, son las que más problemas de adicción producen", aclara Szerman.

 

"Tenemos que mejorar muchísimo", afirma la especialista. Se puede decir que no hay ningún país del mundo que sirva de ejemplo en el abordaje integral de esta patología porque directamente no está reconocida ni por el último Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (el llamado DSM5, una especie de biblia de la Psiquiatría) ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Sigue predominando la visión conservadora que asume la adicción como un problema de debilidad de carácter o vicio y no como una enfermedad cerebral y mental", explica Volkow. Paradójico teniendo en cuenta que ya en los años ochenta se demostró que en las personas adictas existe un desajuste cerebral que afecta al funcionamiento de las áreas que permiten ejercer el control sobre los deseos, es decir, interfiere en la capacidad para dominar los impulsos. ¿A qué se debe este desajuste? Al igual que en otros trastornos mentales, existen factores neurobiológicos, ambientales y genéticos. "Sabemos que -claramente- hay diferencias genéticas que determinan que una persona sea mucho más vulnerable que otra", asegura Volkow.

Estas particularidades cerebrales se han constatado, en buena medida, gracias a las investigaciones de la doctora Volkow, reconocida mundialmente por ser pionera en el uso de imágenes cerebrales para estudiar los efectos tóxicos de las drogas y sus propiedades adictivas. Sus trabajos han documentado los cambios que se producen (por culpa de las drogas) en el sistema de la dopamina y que afectan las acciones de las regiones frontales del cerebro involucradas en la motivación, el impulso y el placer, así como la disminución de la dopamina en el cerebro. Hallazgos que verifican que la drogadicción es una enfermedad del cerebro, "un problema médico que puede ser tratado y rehabilitado, como se hace con otro tipo de enfermedades que tienen que ver con el cerebro, como la epilepsia", comenta Volkow.

Sin embargo, y a pesar de las evidencias científicas, los consensos profesionales continúan excluyendo la patología dual del católogo oficial de enfermedades psiquiátricas, por lo que los afectados siguen sin tener una puerta abierta que les brinde un abordaje integral, correcto y eficaz. Al ser tratados sólo en un aspecto, expone Nestor Szerman, jefe de servicio de Salud Mental en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, "esta doble enfermedad mental se alarga" y se enmaraña. Surgen recaídas, conlleva mayor riesgo de hospitalización, violencia, complicaciones médicas y encarcelación".

En palabras de Nora Volkow, "la falta de diagnóstico y tratamiento inciden en la elevada morbilidad y mortalidad de los pacientes" y el sufrimiento de sus más allegados. "De todas las enfermedades, la que más destruye la vida familiar es la adicción".

Un abordaje integral no sólo evitaría estas consecuencias y lograría un tratamiento eficaz, además, desde el punto de vista de la eficiencia, "también se reducirían costes", asegura Szerman, porque, directamente, "disminuirían las duplicidades que hay en los recursos disponibles". En los servicios paralelos, agrega, "son frecuentes las dificultades de accesibilidad, poca adherencia, atención, continuidad de los cuidados, mensajes contrarios...".

Esta terapia conjunta, puntualiza la investigadora estadounidense, "incluye también la atención médica a otros problemas clínicos que coexistan con la patología dual que son bastante frecuentes. Por ejemplo, los que tienen dolor crónico son muy difíciles de manejar y en ellos, la prevalencia del consumo de drogas es mucho más alto.

Los más adelantados en este asunto, señala Volkow, "son los psiquiatras españoles". De hecho, el término se acuñó en nuestro país por el profesor Miguel Casas que, junto con Nestor Szerman, han situado a la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD, constituida en 2005)a la cabeza mundial en este área científica. Incluso con liderazgo, se puede decir que en España también se cierran los ojos ante una realidad clínica que no por obviarla deja de existir. Según estudios realizados por la SEPD, entre las personas bipolares, más del 60% sufre adicción a sustancias; entre los pacientes con depresión, el 30% y hasta el 80% de quienes padecen trastornos de ansiedad tienen problemas específicamente con el alcohol. "Junto con el tabaco y la marihuana, son las que más problemas de adicción producen", aclara Szerman.