Los expertos consultados por este diario coinciden en que irá a más. “Ahora hay mucha gente que tiene un problema con el juego y no lo sabe. Esto es un proceso, se pasa por distintas fases”, asegura Jerónimo Sáiz, psiquiatra y fundador de la unidad de atención a la ludopatía del hospital madrileño Ramón y Cajal,donde recibe pacientes nuevos cada semana (ahora tiene 150). "Estamos empezando a ver a gente más joven con problemas con las apuestas deportivas o el juego online. En esto pueden estar influyendo muchos factores: la dificultad de los jóvenes para encontrar trabajo, problemas de desestructuración de la atención a los hijos por parte de las familias…Y no hay conciencia social de la entidad del problema. Las estimaciones son discutidas, pero entre un 2% y un 3% de la población va camino de ser ludópata y ante estas nuevas ofertas de juego, el esfuerzo de control y prevención para ayudar a las personas que pueden desarrollar una enfermedad –la ludopatía lo es según las clasificaciones psiquiátricas internacionales-, especialmente en la adolescencia y la juventud, es totalmente insuficiente.”.
Enrique Echeburúa, catedrático de psicología clínica especializado en ludopatía, recuerda que las casas de apuestas y el juego online crecen exponencialmente y tienen una gran capacidad de arrastre entre los más jóvenes. “Mi impresión es que dentro de unos cuatro o cinco años el juego online puede presentar un nivel de consultas mayoritario”.
Juan Lamas, director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), advierte sobre otro problema: la dispar legislación autonómica. “Galicia, por ejemplo, permite la instalación de máquinas de apuestas en locales de hostelería, y un camarero no va a pedir el DNI para ver si los jugadores son menores ni a controlar el tiempo o las cantidades que están jugando”. Para Carlos Hernández, director general de ordenación del Juego (dependiente del Ministerio de Hacienda), una ley estatal que regulara este tipo de aspectos es imposible porque invadiría competencias, pero asegura que “se está trabajando con las comunidades autónomas para unificar la legislación”.
Hernández niega, en cualquier caso, que con los datos existentes, pueda decirse que aumenta el número de jóvenes ludópatas. “No podemos decir si es un problema nuevo, o ya existía antes. La regulación es el primer paso para el juego responsable y no hemos detectado nada que nos haga pensar que el juego online es especialmente peligroso”.
Pero Echeburúa asegura que “el peligro” es “mucho mayor” y enumera los motivos: “La publicidad está en todas partes y expone a personas que en otras circunstancias no tendrían conocimiento de ese tipo de juego, especialmente si la protagonizan presonajes como Rafa Nadal, que tiene la imagen del chico perfecto; Un menor puede registrarse con el DNI de su padre; En el juego online no puede prohibirse jugar a una persona que está borracha, drogada o en el trabajo, porque no la ves; Internet está disponible las 24 horas del día, si te da un calentón, la satisfacción es inmediata; en el juego presencial hay que prepararse para salir a la calle y en esos minutos puedes arrepentirte; El dinero virtual no tiene el efecto disuasor del metálico, y sobre todo: Internet es una actividad solitaria: puedes encerrarte en tu habitación y que nadie sepa o te recrimine lo que haces”.
El Gobierno planea restringir estas nuevas modalidades de juego. El proyecto de real decreto está ahora en fase de alegaciones en la Comisión Europea y Hernández calcula que podría estar aprobado definitivamente en septiembre. El texto prohíbe que se anuncie la cotización para apuestas de eventos deportivos durante su retransmisión en directo; que sean “personajes famosos, con un atractivo especial para el público infantil o juvenil” quienes protagonicen esas campañas publicitarias o que se asocie esa actividad a “ideas o comportamientos que expresen éxito personal, familiar, social o profesional”. Los spots de Rafa Nadal para Poker Stars hacen exactamente eso: vender que el tenista quiere triunfar en las pantallas como en las pistas: “Me encanta la competición en general. Me gusta ganar”, dice en uno de ellos. El director general de ordenación del juego asegura que una vez aprobado el real decreto podría seguir anunciando el póquer online “siempre que el mensaje terminara con una llamada al juego responsable”. En cualquier caso, no comparte que la intención de la empresa al recurrir a Nadal sea atraer a menores. “No es un personaje de Disney”, dice.
El proyecto de real decreto también obliga a los operadores de este tipo de juegos a disponer de un servicio telefónico gratuito para “prestar asistencia en materia de juego responsable”; a señalar claramente tanto en las webs como en las máquinas de salas de juegos que los menores tienen prohibido participar, y a establecer protocolos que permitan detectar los “comportamientos desordenados de juego”, entendiendo por desorden el incremento en un mes de más de un 80% de la media de gasto de los tres meses anteriores completos. No se ha puesto un límite cuantitativo de dinero, por ejemplo, 5.000 euros al mes, o de tiempo, porque ambos conceptos “son relativos”, explica Hernández: “depende del dinero y el tiempo que tengas”.
Los expertos consultados por este diario coinciden en que irá a más. “Ahora hay mucha gente que tiene un problema con el juego y no lo sabe. Esto es un proceso, se pasa por distintas fases”, asegura Jerónimo Sáiz, psiquiatra y fundador de la unidad de atención a la ludopatía del hospital madrileño Ramón y Cajal,donde recibe pacientes nuevos cada semana (ahora tiene 150). "Estamos empezando a ver a gente más joven con problemas con las apuestas deportivas o el juego online. En esto pueden estar influyendo muchos factores: la dificultad de los jóvenes para encontrar trabajo, problemas de desestructuración de la atención a los hijos por parte de las familias…Y no hay conciencia social de la entidad del problema. Las estimaciones son discutidas, pero entre un 2% y un 3% de la población va camino de ser ludópata y ante estas nuevas ofertas de juego, el esfuerzo de control y prevención para ayudar a las personas que pueden desarrollar una enfermedad –la ludopatía lo es según las clasificaciones psiquiátricas internacionales-, especialmente en la adolescencia y la juventud, es totalmente insuficiente.”.
Enrique Echeburúa, catedrático de psicología clínica especializado en ludopatía, recuerda que las casas de apuestas y el juego online crecen exponencialmente y tienen una gran capacidad de arrastre entre los más jóvenes. “Mi impresión es que dentro de unos cuatro o cinco años el juego online puede presentar un nivel de consultas mayoritario”.
Juan Lamas, director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), advierte sobre otro problema: la dispar legislación autonómica. “Galicia, por ejemplo, permite la instalación de máquinas de apuestas en locales de hostelería, y un camarero no va a pedir el DNI para ver si los jugadores son menores ni a controlar el tiempo o las cantidades que están jugando”. Para Carlos Hernández, director general de ordenación del Juego (dependiente del Ministerio de Hacienda), una ley estatal que regulara este tipo de aspectos es imposible porque invadiría competencias, pero asegura que “se está trabajando con las comunidades autónomas para unificar la legislación”.
Hernández niega, en cualquier caso, que con los datos existentes, pueda decirse que aumenta el número de jóvenes ludópatas. “No podemos decir si es un problema nuevo, o ya existía antes. La regulación es el primer paso para el juego responsable y no hemos detectado nada que nos haga pensar que el juego online es especialmente peligroso”.
Pero Echeburúa asegura que “el peligro” es “mucho mayor” y enumera los motivos: “La publicidad está en todas partes y expone a personas que en otras circunstancias no tendrían conocimiento de ese tipo de juego, especialmente si la protagonizan presonajes como Rafa Nadal, que tiene la imagen del chico perfecto; Un menor puede registrarse con el DNI de su padre; En el juego online no puede prohibirse jugar a una persona que está borracha, drogada o en el trabajo, porque no la ves; Internet está disponible las 24 horas del día, si te da un calentón, la satisfacción es inmediata; en el juego presencial hay que prepararse para salir a la calle y en esos minutos puedes arrepentirte; El dinero virtual no tiene el efecto disuasor del metálico, y sobre todo: Internet es una actividad solitaria: puedes encerrarte en tu habitación y que nadie sepa o te recrimine lo que haces”.
El Gobierno planea restringir estas nuevas modalidades de juego. El proyecto de real decreto está ahora en fase de alegaciones en la Comisión Europea y Hernández calcula que podría estar aprobado definitivamente en septiembre. El texto prohíbe que se anuncie la cotización para apuestas de eventos deportivos durante su retransmisión en directo; que sean “personajes famosos, con un atractivo especial para el público infantil o juvenil” quienes protagonicen esas campañas publicitarias o que se asocie esa actividad a “ideas o comportamientos que expresen éxito personal, familiar, social o profesional”. Los spots de Rafa Nadal para Poker Stars hacen exactamente eso: vender que el tenista quiere triunfar en las pantallas como en las pistas: “Me encanta la competición en general. Me gusta ganar”, dice en uno de ellos. El director general de ordenación del juego asegura que una vez aprobado el real decreto podría seguir anunciando el póquer online “siempre que el mensaje terminara con una llamada al juego responsable”. En cualquier caso, no comparte que la intención de la empresa al recurrir a Nadal sea atraer a menores. “No es un personaje de Disney”, dice.
El proyecto de real decreto también obliga a los operadores de este tipo de juegos a disponer de un servicio telefónico gratuito para “prestar asistencia en materia de juego responsable”; a señalar claramente tanto en las webs como en las máquinas de salas de juegos que los menores tienen prohibido participar, y a establecer protocolos que permitan detectar los “comportamientos desordenados de juego”, entendiendo por desorden el incremento en un mes de más de un 80% de la media de gasto de los tres meses anteriores completos. No se ha puesto un límite cuantitativo de dinero, por ejemplo, 5.000 euros al mes, o de tiempo, porque ambos conceptos “son relativos”, explica Hernández: “depende del dinero y el tiempo que tengas”.