«Los videojuegos enganchan», asegura Jorge Flores, director de Pantallas Amigas

Como también es verdad que, con los videojuegos en particular, los padres debemos estar muy alertas, indica Jorge Flores, director de Pantallas Amigas. «No se puede negar que los videojuegos enganchan y atraen de una forma que con otros medios de ocio jamás se ha podido ni imaginar», apunta. Flores señala que los efectos de la dopamina que nuestro propio cuerpo produce debido al denominado «circuito de la recompensa» podrían ser uno de los motivos de «enganche». «La dopamina nos hace sentir bien y resolver los retos de este tipo de juegos nos ayuda a generarla. Esto puede llevar a determinadas personas, incluidos los más pequeños, a buscar en el juego esa sensación de plenitud momentánea y efímera, pero desde el punto de vista químico e inmediato», añade.

Detectar el problema

Por si acaso, el director de Pantallas Amigas recomienda a los padres estar muy atentos a cualquiera de los siguientes síntomas para buscar alternativas que reduzcan el consumo de videojuegos: «Si el niño parece pensar continuamente en el juego, llegando a la obsesión; si cada vez necesita pasar más tiempo jugando para conseguir satisfacción; si detectan pérdida de control para parar o disminuir la dedicación al juego; si presenta síndrome de abstinencia, con ansiedad o irritabilidad cuando no puede participar en el juego, o negación, mediante mentiras a la familia y amigos acerca del nivel de implicación en el juego, por ejemplo». «En caso de que el niño juegue cada vez más por las noches y duerma durante el día, o falte cada vez más a clase y finja estar enfermo con frecuencia para dedicarle tiempo a la videoconsola, entonces puede que ya estemos ante un problema de adicción que requiera tratamiento especializado», concluye Flores.

«Dejemos de mirar para otro lado»

URKO FERNÁNDEZ, DIRECTOR DE PROYECTOS DE PANTALLAS AMIGAS MADRID

Aunque son pocos, existen casos en los que los jugadores no han podido parar de jugar ni para cubrir sus necesidades básicas de comer o dormir. De vez en cuando se conoce algún caso de fallecimiento por jugar hasta la extenuación, como le ocurrió a un jugador taiwanés que llegó a jugar durante 40 horas ininterrumpidas a un juego de rol. Esta obsesión es la que lleva a algunos niños a mentir a sus padres para poder jugar más tiempo del permitido y aconsejado. En California se dio un caso extremo, en el que una adolescente llegó a drogar a sus padres para poder conectarse a internet más allá del «toque de queda digital» impuesto por ellos. El niño desaparecido en Alcobendas mintió para irse con un amigo, pero la ansiedad por jugar pudo haber sido aprovechada por alguien con peores intenciones: habría bastado con que el menor hubiera accedido a jugar en casa de alguna persona que conoció a través del juego online y cuya verdadera intención fuera acercarse físicamente al menor para cometer algún tipo de abuso. No sería algo extraordinario, ya que hace pocos meses fue detenido un pederasta que había conocido y acosado a más de 50 menores a través del juego online de una conocida videoconsola. Los padres deberían conocer bien los tipos de juegos y la forma en la que se participa en ellos, para poder identificar problemas; no es lo mismo una persona jugando sola, pues el juego seguramente termine después de diez horas de juego como máximo y no ofrezca mayor incentivo para seguir jugando, que estar online con otros compañeros, de forma que uno puede pasar años "enganchado". Si el videojuego es más que una afición para el hijo, los padres deberán conocer bien la forma en la que juega, con quién y durante cuánto tiempo lo hace, para evitar que se convierta en un problema mayor.

Recomendaciones de uso sobre el regalo estrella en cumpleaños, navidad, primera comunión, etc...

Los videojuegos se han convertido en el medio de entretenimiento favorito de niños y adolescentes, hasta el punto de llegar a ser el regalo estrella estas navidades, para ambos sexos. Conscientes de ello, la asociación www.protegeles.com recomienda que los padres controlen varias cuestiones cuando sus hijos menores de edad, especialmente hasta los 14 años, jueguen con videojuegos:

  • Supervisar el tipo de videojuego. Cada uno lleva una etiqueta en la que se advierte de la edad mínima recomendada para jugar con él.
  • Recordar que además las videoconsolas suelen llevar integrada una serie de sistemas de control parental que permite a los padres/madres decidir sobre los videojuegos con los que podrán jugar sus hijos. Pero estos controles no suelen venir activados por defecto, y es necesario activarlos por parte de los padres.
  • Es importante controlar el tiempo que el menor dedica a jugar con videojuegos. No debería ser una práctica diaria, y no debe superar nunca la hora al día.
  • Tan importante como el tiempo que se dedica a los videojuegos es observar la proporción que esta práctica mantiene con el resto de actividades de ocio del menor. Los videojuegos no deben ocupar la mayor parte de su tiempo libre, y se debe combinar esta actividad con otras formas de ocio, las salidas con los amigos/as, la práctica deportiva, etcétera. Nuestros hijos deben pensar en otras opciones de diversión.

«Los videojuegos enganchan», asegura Jorge Flores, director de Pantallas Amigas

Como también es verdad que, con los videojuegos en particular, los padres debemos estar muy alertas, indica Jorge Flores, director de Pantallas Amigas. «No se puede negar que los videojuegos enganchan y atraen de una forma que con otros medios de ocio jamás se ha podido ni imaginar», apunta. Flores señala que los efectos de la dopamina que nuestro propio cuerpo produce debido al denominado «circuito de la recompensa» podrían ser uno de los motivos de «enganche». «La dopamina nos hace sentir bien y resolver los retos de este tipo de juegos nos ayuda a generarla. Esto puede llevar a determinadas personas, incluidos los más pequeños, a buscar en el juego esa sensación de plenitud momentánea y efímera, pero desde el punto de vista químico e inmediato», añade.

Detectar el problema

Por si acaso, el director de Pantallas Amigas recomienda a los padres estar muy atentos a cualquiera de los siguientes síntomas para buscar alternativas que reduzcan el consumo de videojuegos: «Si el niño parece pensar continuamente en el juego, llegando a la obsesión; si cada vez necesita pasar más tiempo jugando para conseguir satisfacción; si detectan pérdida de control para parar o disminuir la dedicación al juego; si presenta síndrome de abstinencia, con ansiedad o irritabilidad cuando no puede participar en el juego, o negación, mediante mentiras a la familia y amigos acerca del nivel de implicación en el juego, por ejemplo». «En caso de que el niño juegue cada vez más por las noches y duerma durante el día, o falte cada vez más a clase y finja estar enfermo con frecuencia para dedicarle tiempo a la videoconsola, entonces puede que ya estemos ante un problema de adicción que requiera tratamiento especializado», concluye Flores.

«Dejemos de mirar para otro lado»

URKO FERNÁNDEZ, DIRECTOR DE PROYECTOS DE PANTALLAS AMIGAS MADRID

Aunque son pocos, existen casos en los que los jugadores no han podido parar de jugar ni para cubrir sus necesidades básicas de comer o dormir. De vez en cuando se conoce algún caso de fallecimiento por jugar hasta la extenuación, como le ocurrió a un jugador taiwanés que llegó a jugar durante 40 horas ininterrumpidas a un juego de rol. Esta obsesión es la que lleva a algunos niños a mentir a sus padres para poder jugar más tiempo del permitido y aconsejado. En California se dio un caso extremo, en el que una adolescente llegó a drogar a sus padres para poder conectarse a internet más allá del «toque de queda digital» impuesto por ellos. El niño desaparecido en Alcobendas mintió para irse con un amigo, pero la ansiedad por jugar pudo haber sido aprovechada por alguien con peores intenciones: habría bastado con que el menor hubiera accedido a jugar en casa de alguna persona que conoció a través del juego online y cuya verdadera intención fuera acercarse físicamente al menor para cometer algún tipo de abuso. No sería algo extraordinario, ya que hace pocos meses fue detenido un pederasta que había conocido y acosado a más de 50 menores a través del juego online de una conocida videoconsola. Los padres deberían conocer bien los tipos de juegos y la forma en la que se participa en ellos, para poder identificar problemas; no es lo mismo una persona jugando sola, pues el juego seguramente termine después de diez horas de juego como máximo y no ofrezca mayor incentivo para seguir jugando, que estar online con otros compañeros, de forma que uno puede pasar años "enganchado". Si el videojuego es más que una afición para el hijo, los padres deberán conocer bien la forma en la que juega, con quién y durante cuánto tiempo lo hace, para evitar que se convierta en un problema mayor.

Recomendaciones de uso sobre el regalo estrella en cumpleaños, navidad, primera comunión, etc...

Los videojuegos se han convertido en el medio de entretenimiento favorito de niños y adolescentes, hasta el punto de llegar a ser el regalo estrella estas navidades, para ambos sexos. Conscientes de ello, la asociación www.protegeles.com recomienda que los padres controlen varias cuestiones cuando sus hijos menores de edad, especialmente hasta los 14 años, jueguen con videojuegos:

  • Supervisar el tipo de videojuego. Cada uno lleva una etiqueta en la que se advierte de la edad mínima recomendada para jugar con él.
  • Recordar que además las videoconsolas suelen llevar integrada una serie de sistemas de control parental que permite a los padres/madres decidir sobre los videojuegos con los que podrán jugar sus hijos. Pero estos controles no suelen venir activados por defecto, y es necesario activarlos por parte de los padres.
  • Es importante controlar el tiempo que el menor dedica a jugar con videojuegos. No debería ser una práctica diaria, y no debe superar nunca la hora al día.
  • Tan importante como el tiempo que se dedica a los videojuegos es observar la proporción que esta práctica mantiene con el resto de actividades de ocio del menor. Los videojuegos no deben ocupar la mayor parte de su tiempo libre, y se debe combinar esta actividad con otras formas de ocio, las salidas con los amigos/as, la práctica deportiva, etcétera. Nuestros hijos deben pensar en otras opciones de diversión.