A sus 66 años, este electricista lleva media vida rehabilitado y tratando de ayudar como voluntario a otras personas con problemas de juego patológico desde la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Amalajer), que también preside.

Desde su experiencia, asegura que el momento actual es "complicado" para los jugadores en rehabilitación y se ha optado por reforzar la atención de las personas en tratamiento con vídeo terapia y por teléfono.

Abad ha aplaudido la "valiente" decisión del Gobierno de restringir la publicidad del juego en internet durante el confinamiento, porque habitualmente "mientras navegas te encuentras esa publicidad continuamente y esa situación es mala para las personas que sufren adicción".

Cuando se pasa más tiempo en casa también pueden aparecer adicciones que "venían de atrás" porque las entidades "siguen apretándole a la gente que tiene deudas contraídas", por lo que "a lo mejor si estás 24 horas en tu casa, tu familia lo descubre".

Abad advierte de que el juego en línea es "pernicioso" porque es de fácil acceso, despierta curiosidad y normalmente hay ofertas de bienvenida para atraer a jugadores, que cada vez son más jóvenes.

"¿Cómo se pasa de ahí a tener un problema de ludopatía? Cuando se vuelve para recuperar dinero, se juega por encima de los ingresos, el jugador se va a un lugar apartado de la casa donde los demás no le ven o empieza a mentir a las personas de su entorno, ha explicado.

El último estudio sobre juego patológico en Andalucía, de 2002, situaba en un 2 por ciento la incidencia, pero entonces el juego en línea no estaba permitido en España y había que apostar a través de páginas extranjeras, ha recordado.

Las cifras "son mayores", ha asegurado Abad, quien ha incidido en que en la última década ha cambiado el perfil del jugador en tratamiento, que ha pasado de un promedio de 45 a 55 años hasta los 20 a 35 años, siempre con predominio de hombres, y con deudas de 25.000 euros de media.

Antes el jugador que pedía ayuda solía acudir acompañado de su pareja. Hoy, muchos son jóvenes que se habían emancipado y acuden con sus padres, que "tienen que ayudar a que salgan del boquete porque muchas de las deudas son hipotecas para toda la vida".

Abad reclama al Gobierno que regule de forma permanente la publicidad del juego y la cercanía de los locales a los colegios porque "el azar puede ser algo esporádico para quienes puedan manejarlo, pero para otro grupo no" y para salir de la adicción "no hay ninguna vacuna, solo terapia y ayuda profesional"

A sus 66 años, este electricista lleva media vida rehabilitado y tratando de ayudar como voluntario a otras personas con problemas de juego patológico desde la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Amalajer), que también preside.

Desde su experiencia, asegura que el momento actual es "complicado" para los jugadores en rehabilitación y se ha optado por reforzar la atención de las personas en tratamiento con vídeo terapia y por teléfono.

Abad ha aplaudido la "valiente" decisión del Gobierno de restringir la publicidad del juego en internet durante el confinamiento, porque habitualmente "mientras navegas te encuentras esa publicidad continuamente y esa situación es mala para las personas que sufren adicción".

Cuando se pasa más tiempo en casa también pueden aparecer adicciones que "venían de atrás" porque las entidades "siguen apretándole a la gente que tiene deudas contraídas", por lo que "a lo mejor si estás 24 horas en tu casa, tu familia lo descubre".

Abad advierte de que el juego en línea es "pernicioso" porque es de fácil acceso, despierta curiosidad y normalmente hay ofertas de bienvenida para atraer a jugadores, que cada vez son más jóvenes.

"¿Cómo se pasa de ahí a tener un problema de ludopatía? Cuando se vuelve para recuperar dinero, se juega por encima de los ingresos, el jugador se va a un lugar apartado de la casa donde los demás no le ven o empieza a mentir a las personas de su entorno, ha explicado.

El último estudio sobre juego patológico en Andalucía, de 2002, situaba en un 2 por ciento la incidencia, pero entonces el juego en línea no estaba permitido en España y había que apostar a través de páginas extranjeras, ha recordado.

Las cifras "son mayores", ha asegurado Abad, quien ha incidido en que en la última década ha cambiado el perfil del jugador en tratamiento, que ha pasado de un promedio de 45 a 55 años hasta los 20 a 35 años, siempre con predominio de hombres, y con deudas de 25.000 euros de media.

Antes el jugador que pedía ayuda solía acudir acompañado de su pareja. Hoy, muchos son jóvenes que se habían emancipado y acuden con sus padres, que "tienen que ayudar a que salgan del boquete porque muchas de las deudas son hipotecas para toda la vida".

Abad reclama al Gobierno que regule de forma permanente la publicidad del juego y la cercanía de los locales a los colegios porque "el azar puede ser algo esporádico para quienes puedan manejarlo, pero para otro grupo no" y para salir de la adicción "no hay ninguna vacuna, solo terapia y ayuda profesional"