Uno de esos jóvenes es José. Hace apenas diez meses decidió comenzar su rehabilitación. Llegó a la asociación "después de años de jugarme y destruirme mi presente y mi futuro". Este licenciado en Administración y Dirección de Empresas, comenzó a jugar con dinero en su época de estudiante, cuando trabajaba precisamente para pagarse la carrera. "Al principio eran reuniones con amigos y conocidos, incluso yo me enfadaba con los colegas que se apostaban grandes cantidades. Pero hace cinco años comencé a jugar a las cartas con asiduidad. Todos los días, a la salida del trabajo, me iba al bar y allí me podía pasar diez horas seguidas. Cuando cerraban uno, me iba a otro a seguir jugando, y cuando cerraban los bares, pues al bingo hasta las tres de la madrugada y después, a clubes de carretera a jugar a las tragaperras".

José, que prefiere no dar su apellido, era en aquella época, no tan lejana, un "yonqui del dinero". "Somos descontrolados patológicos que nos volvemos adictos al juego, como otros al alcohol o las drogas. Perdemos realmente el control y la noción del juego como algo donde se gana o se pierde, y sólo queremos seguir jugando", reconoce. "Yo cobraba mi sueldo de 1.200 euros el diez de cada mes, y esa misma noche me lo gastaba todo, más lo que me adelantaban en cuenta. Pedía créditos de hasta 4.000 euros para jugármelos en cinco días. Incluso los 12.000 euros que me dieron de indemnización por despido me los fundí en menos de un mes". José admite que esos gastos iban acrecentando sus deudas, sus letras impagadas, sus escaseces, al mismo tiempo que perdía amigos y se alejaba de la familia. "Te deja de importar todo, incluso tu mismo. Luego, además me fui aislando socialmente al pasar de las cartas a las máquinas tragaperras. Salía amargado de casa si no llevaba 200 euros en el bolsillo, porque sabía que no iba a alcanzar el frenesí de jugar y jugar. Comencé a sentirme realmente mal física y psíquicamente. Me daban taquicardias y episodios de depresión al ver, no de forma completa pero sí fugaz, la realidad en la que se había convertido mi vida. Y fue entonces, cuando reconocí que padecía una enfermedad llamada ludopatía y que necesitaba ayuda".

26.585 MILLONES DE EUROS JUGADOS EN 2011

Según datos de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), cerca del 2% de la población española padece ludopatía y otro 3%, problemas con el juego. "Se trata de un problema social de gran envergadura, pero las autoridades prefieren mirar para otro lado, porque mientras que el tabaquismo y el alcoholismo además de ingresos también generan gastos al Estado, en el caso del juego, la Administración sólo recibe beneficios", denuncia el presidente de FEJAR, Máximo Gutierrez.

Durante 2011, el juego dejó 4.500 millones de euros en las arcas públicas en concepto de impuestos, según se recoge en el informe anual de la Dirección General de Ordenación del Juego. Ese mismo año se jugó en nuestro país 26.585 millones de euros (un 2,8% menos que en 2010), de los cuáles, el 49,3% correspondía a máquinas b (las tragaperras), bingos y casinos. Desde hace cuatro años, según reconoce dicha memoria anual, se viene registrando una disminución en los ingresos y la cantidad jugada en estos juegos de azar presenciales de gestión privada, "que se explica, tanto por la caída de la renta disponible y el consumo de los hogares, como por la irrupción del juego online".

Desde FEJAR se lamenta que las administraciones públicas no inviertan más en la prevención para evitar la adición al juego. Su presidente critica que desde la Dirección General de Ordenación del Juego se haya "paralizado un estudio sobre ludopatía en España, que estaba presupuestado y encargado a la Fundación GAUDIUM, y que iba a ser de gran utilidad para hacer frente a esta adición". Desde este organismo, dependiente del Ministerio de Hacienda, se reconoce que el estudio "se ha aplazado, porque desde este verano se han comenzado a otorgar licencias de explotación del juego online, y nos parece interesante observar cómo esta nueva realidad tiene su impacto en la ludopatía".

"EUROVEGAS NOS ESTÁ HACIENDO BASTANTE DAÑO"

Otra de las grandes críticas de la Federación Española de Jugadores Rehabilitados, y que les tiene muy preocupados, es el anuncio de la empresa Las Vegas Sands de levantar en la Comunidad de Madrid el complejo de casinos Eurovegas. "Es como si a un alcohólico le montan un botellón en la puerta de su casa. Además, Adelson -presidente de la compañía- quiere construir una ciudad sin ley, donde se eliminen derechos laborales de los trabajadores, se hagan exenciones fiscales, se mire para otro lado con el blanqueo de capitales, se vulnere la ley antitabaco y se elimine la obligación de identificar a todos los clientes, con lo que se permitiría el acceso de menores y ludópatas autodenunciados [unos 30.000 en España, que voluntariamente se prohiben el acceso a estas salas]", afirma con rotundidad Máximo Gutierrez, presidente de la federación. Para Carlos Rodríguez, su vicepresidente y presidente de ALEJER, "la noticia nos está haciendo bastante daño, sobre todo, porque se está vendiendo como un proyecto inmaculado y positivo para la comunidad, pero donde no se comentan los peligros que encierra en cuanto a la adición".

"Es cierto que la presencia de Eurovegas no va a crear nuevos ludópatas, pero sí puede atraer a muchas personas con el recurso del supuesto dinero fácil y despertar la adición latente al juego que tiene mucha gente", opina José, quien sostiene que "no hay que llevarse a engaños con promesas de miles de puestos de trabajo o inversiones multimillonarias, porque el único objetivo que tiene Eurovegas, como el de todos los casinos, es quedarse con el dinero de los clientes".

Pasarán todavía unos años hasta que este mega casino se levante (si es que finalmente las partes se ponen de acuerdo). Mientras tanto, José seguirá acudiendo todas las semanas a las terapias en grupo de la asociación, "porque sólo es casi imposible salir de esto y se necesita que te pongan medidas estrictas de control y freno y también te enseñen a conocerte realmente como eres". Carlos también seguirá recibiendo en su despacho a nuevos ludópatas o a recaídos que se creyeron alejados de las tragaperras y las timbas de cartas. "Las adiciones no son temporales, nosotros moriremos siendo jugadores compulsivos, por eso yo no juego ya ni al parchís con mi mujer. No lo necesito, porque yo un día ya gané a mi familia y no quiero perderla".

Uno de esos jóvenes es José. Hace apenas diez meses decidió comenzar su rehabilitación. Llegó a la asociación "después de años de jugarme y destruirme mi presente y mi futuro". Este licenciado en Administración y Dirección de Empresas, comenzó a jugar con dinero en su época de estudiante, cuando trabajaba precisamente para pagarse la carrera. "Al principio eran reuniones con amigos y conocidos, incluso yo me enfadaba con los colegas que se apostaban grandes cantidades. Pero hace cinco años comencé a jugar a las cartas con asiduidad. Todos los días, a la salida del trabajo, me iba al bar y allí me podía pasar diez horas seguidas. Cuando cerraban uno, me iba a otro a seguir jugando, y cuando cerraban los bares, pues al bingo hasta las tres de la madrugada y después, a clubes de carretera a jugar a las tragaperras".

José, que prefiere no dar su apellido, era en aquella época, no tan lejana, un "yonqui del dinero". "Somos descontrolados patológicos que nos volvemos adictos al juego, como otros al alcohol o las drogas. Perdemos realmente el control y la noción del juego como algo donde se gana o se pierde, y sólo queremos seguir jugando", reconoce. "Yo cobraba mi sueldo de 1.200 euros el diez de cada mes, y esa misma noche me lo gastaba todo, más lo que me adelantaban en cuenta. Pedía créditos de hasta 4.000 euros para jugármelos en cinco días. Incluso los 12.000 euros que me dieron de indemnización por despido me los fundí en menos de un mes". José admite que esos gastos iban acrecentando sus deudas, sus letras impagadas, sus escaseces, al mismo tiempo que perdía amigos y se alejaba de la familia. "Te deja de importar todo, incluso tu mismo. Luego, además me fui aislando socialmente al pasar de las cartas a las máquinas tragaperras. Salía amargado de casa si no llevaba 200 euros en el bolsillo, porque sabía que no iba a alcanzar el frenesí de jugar y jugar. Comencé a sentirme realmente mal física y psíquicamente. Me daban taquicardias y episodios de depresión al ver, no de forma completa pero sí fugaz, la realidad en la que se había convertido mi vida. Y fue entonces, cuando reconocí que padecía una enfermedad llamada ludopatía y que necesitaba ayuda".

26.585 MILLONES DE EUROS JUGADOS EN 2011

Según datos de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), cerca del 2% de la población española padece ludopatía y otro 3%, problemas con el juego. "Se trata de un problema social de gran envergadura, pero las autoridades prefieren mirar para otro lado, porque mientras que el tabaquismo y el alcoholismo además de ingresos también generan gastos al Estado, en el caso del juego, la Administración sólo recibe beneficios", denuncia el presidente de FEJAR, Máximo Gutierrez.

Durante 2011, el juego dejó 4.500 millones de euros en las arcas públicas en concepto de impuestos, según se recoge en el informe anual de la Dirección General de Ordenación del Juego. Ese mismo año se jugó en nuestro país 26.585 millones de euros (un 2,8% menos que en 2010), de los cuáles, el 49,3% correspondía a máquinas b (las tragaperras), bingos y casinos. Desde hace cuatro años, según reconoce dicha memoria anual, se viene registrando una disminución en los ingresos y la cantidad jugada en estos juegos de azar presenciales de gestión privada, "que se explica, tanto por la caída de la renta disponible y el consumo de los hogares, como por la irrupción del juego online".

Desde FEJAR se lamenta que las administraciones públicas no inviertan más en la prevención para evitar la adición al juego. Su presidente critica que desde la Dirección General de Ordenación del Juego se haya "paralizado un estudio sobre ludopatía en España, que estaba presupuestado y encargado a la Fundación GAUDIUM, y que iba a ser de gran utilidad para hacer frente a esta adición". Desde este organismo, dependiente del Ministerio de Hacienda, se reconoce que el estudio "se ha aplazado, porque desde este verano se han comenzado a otorgar licencias de explotación del juego online, y nos parece interesante observar cómo esta nueva realidad tiene su impacto en la ludopatía".

"EUROVEGAS NOS ESTÁ HACIENDO BASTANTE DAÑO"

Otra de las grandes críticas de la Federación Española de Jugadores Rehabilitados, y que les tiene muy preocupados, es el anuncio de la empresa Las Vegas Sands de levantar en la Comunidad de Madrid el complejo de casinos Eurovegas. "Es como si a un alcohólico le montan un botellón en la puerta de su casa. Además, Adelson -presidente de la compañía- quiere construir una ciudad sin ley, donde se eliminen derechos laborales de los trabajadores, se hagan exenciones fiscales, se mire para otro lado con el blanqueo de capitales, se vulnere la ley antitabaco y se elimine la obligación de identificar a todos los clientes, con lo que se permitiría el acceso de menores y ludópatas autodenunciados [unos 30.000 en España, que voluntariamente se prohiben el acceso a estas salas]", afirma con rotundidad Máximo Gutierrez, presidente de la federación. Para Carlos Rodríguez, su vicepresidente y presidente de ALEJER, "la noticia nos está haciendo bastante daño, sobre todo, porque se está vendiendo como un proyecto inmaculado y positivo para la comunidad, pero donde no se comentan los peligros que encierra en cuanto a la adición".

"Es cierto que la presencia de Eurovegas no va a crear nuevos ludópatas, pero sí puede atraer a muchas personas con el recurso del supuesto dinero fácil y despertar la adición latente al juego que tiene mucha gente", opina José, quien sostiene que "no hay que llevarse a engaños con promesas de miles de puestos de trabajo o inversiones multimillonarias, porque el único objetivo que tiene Eurovegas, como el de todos los casinos, es quedarse con el dinero de los clientes".

Pasarán todavía unos años hasta que este mega casino se levante (si es que finalmente las partes se ponen de acuerdo). Mientras tanto, José seguirá acudiendo todas las semanas a las terapias en grupo de la asociación, "porque sólo es casi imposible salir de esto y se necesita que te pongan medidas estrictas de control y freno y también te enseñen a conocerte realmente como eres". Carlos también seguirá recibiendo en su despacho a nuevos ludópatas o a recaídos que se creyeron alejados de las tragaperras y las timbas de cartas. "Las adiciones no son temporales, nosotros moriremos siendo jugadores compulsivos, por eso yo no juego ya ni al parchís con mi mujer. No lo necesito, porque yo un día ya gané a mi familia y no quiero perderla".