La Comunidad argumenta su decisión en que ese tipo de máquinas están excluidas del Reglamento de Máquinas Recreativas de la Comunidad, redactado en 2009, que no considera máquinas recreativas aquellas “de mero pasatiempo o recreo que, disponiendo de juegos infantiles o deportivos, permiten obtener a la persona usuaria, dependiendo de su habilidad, además de un tiempo de uso o de juego, vales, fichas o elementos similares que sean canjeables por juguetes de un valor preestablecido y conocido por el usuario, siempre que el valor reflejado en los vales sea inferior al coste dinerario de las partidas necesarias para conseguirlos”.
“Si hubiera máquinas como las de tabaco que dispensaran cigarrillos de chocolate todos nos escandalizaríamos. Hace años que se quitaron los cigarros de chocolate porque entendimos que suponía para los niños imitar una actividad perjudicial de los mayores”, dice a este periódico Emilio Delgado, diputado de Ahora Podemos en la Asamblea de Madrid, que también denunció el caso de esta máquina ante la Consejera de Economía en un Pleno del parlamento autonómico.
“Si la normativa ha quedado obsoleta habrá que cambiarla, pero no se puede permitir que siga funcionando esta máquina porque la norma no la contemple”, señala el diputado, que ha anunciado que va a pedir el censo de máquinas Big Bass Wheel que existen en la Comunidad para detectar otros posibles casos.
El grupo ha propuesto la creación de un Consejo del Juego en la que se integre a representantes del sector, asociaciones de afectados por la adicción al juego y a administraciones de la región de cara a elaborar una legislación más avanzada que regule casos como este o el que afecta a la distribución geográfica de las casas de apuestas, que hoy por hoy pueden instalarse cerca de colegios o de centros de rehabilitación.
La Comunidad argumenta su decisión en que ese tipo de máquinas están excluidas del Reglamento de Máquinas Recreativas de la Comunidad, redactado en 2009, que no considera máquinas recreativas aquellas “de mero pasatiempo o recreo que, disponiendo de juegos infantiles o deportivos, permiten obtener a la persona usuaria, dependiendo de su habilidad, además de un tiempo de uso o de juego, vales, fichas o elementos similares que sean canjeables por juguetes de un valor preestablecido y conocido por el usuario, siempre que el valor reflejado en los vales sea inferior al coste dinerario de las partidas necesarias para conseguirlos”.
“Si hubiera máquinas como las de tabaco que dispensaran cigarrillos de chocolate todos nos escandalizaríamos. Hace años que se quitaron los cigarros de chocolate porque entendimos que suponía para los niños imitar una actividad perjudicial de los mayores”, dice a este periódico Emilio Delgado, diputado de Ahora Podemos en la Asamblea de Madrid, que también denunció el caso de esta máquina ante la Consejera de Economía en un Pleno del parlamento autonómico.
“Si la normativa ha quedado obsoleta habrá que cambiarla, pero no se puede permitir que siga funcionando esta máquina porque la norma no la contemple”, señala el diputado, que ha anunciado que va a pedir el censo de máquinas Big Bass Wheel que existen en la Comunidad para detectar otros posibles casos.
El grupo ha propuesto la creación de un Consejo del Juego en la que se integre a representantes del sector, asociaciones de afectados por la adicción al juego y a administraciones de la región de cara a elaborar una legislación más avanzada que regule casos como este o el que afecta a la distribución geográfica de las casas de apuestas, que hoy por hoy pueden instalarse cerca de colegios o de centros de rehabilitación.