La compañía, con sede en el Parque Tecnológico del Vallès, en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), ha creado una réplica de las típicas máquinas de los bares y salas de bingo (en Las Vegas las hay hasta en el aeropuerto), pero en su versión digital. Si no hubiera que pagar por jugar (es un decir), la cosa no tendría nada de particular, pero al no ofrecer premios se evitan problemas legales.

MGA ha aprovechado una laguna de la nueva ley del juego, según cuenta Efe, ya que en la regulación que redactó el Gobierno se estipularon las condiciones para juegos online como la ruleta, el póquer o el bingo, pero quedaron excluidas las máquinas tragaperras debido a la presión del sector. En consecuencia, no está prohibido que existan tragaperras virtuales, pero sí el reparto de premios económicos a los jugadores.

Por 50 euros se pueden comprar 9.000 tokens, que solo sirven para jugar y no se pueden volver a cambiar por dinero. Ni sus creadores se explican el éxito

Lo genial de la idea es pensar que el negocio siga siendo viable (incluso más), sin pagar premio alguno. Lo próximo puede ser una lotería de Navidad que nunca toque, que en realidad es a lo que juega la mayoría. El objetivo de MGA no era otro que tener preparada la plataforma por si se regularizan las tragaperras online. Sanahuja, responsable de esta nueva línea de negocio, reconoce que el éxito ha sido tan «espectacular» como inesperado. «Ha roto todas las previsiones que teníamos», asegura el directivo, hijo del fundador y presidente de Grupo MGA, Jaume Sanahuja.

TodoSlots ofrece la posibilidad de jugar a tres máquinas distintas, que se ampliarán a seis a finales de año. Las primeras partidas son gratis y luego se pueden comprar fichas, que en función de la cantidad pueden costar entre 1 y 50 euros. El ganador puede conseguir fichas extra, que no le servirán absolutamente para nada, salvo seguir jugando. Un auténtico chollo

La compañía, con sede en el Parque Tecnológico del Vallès, en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), ha creado una réplica de las típicas máquinas de los bares y salas de bingo (en Las Vegas las hay hasta en el aeropuerto), pero en su versión digital. Si no hubiera que pagar por jugar (es un decir), la cosa no tendría nada de particular, pero al no ofrecer premios se evitan problemas legales.

MGA ha aprovechado una laguna de la nueva ley del juego, según cuenta Efe, ya que en la regulación que redactó el Gobierno se estipularon las condiciones para juegos online como la ruleta, el póquer o el bingo, pero quedaron excluidas las máquinas tragaperras debido a la presión del sector. En consecuencia, no está prohibido que existan tragaperras virtuales, pero sí el reparto de premios económicos a los jugadores.

Por 50 euros se pueden comprar 9.000 tokens, que solo sirven para jugar y no se pueden volver a cambiar por dinero. Ni sus creadores se explican el éxito

Lo genial de la idea es pensar que el negocio siga siendo viable (incluso más), sin pagar premio alguno. Lo próximo puede ser una lotería de Navidad que nunca toque, que en realidad es a lo que juega la mayoría. El objetivo de MGA no era otro que tener preparada la plataforma por si se regularizan las tragaperras online. Sanahuja, responsable de esta nueva línea de negocio, reconoce que el éxito ha sido tan «espectacular» como inesperado. «Ha roto todas las previsiones que teníamos», asegura el directivo, hijo del fundador y presidente de Grupo MGA, Jaume Sanahuja.

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