Tina gastó 60.000 euros a golpe de bingo en un año, todos sus ahorros. Además, debía pagar unos 20.000 euros en créditos y préstamos
La ludopatía era una 'adicción silenciosa' para su entorno, pero no para ella. "Trabajaba muchísimo pero nunca tenía un duro. Una vez cobré el sueldo y me lo gasté en un día". No fue un incidente aislado, Tina gastó 60.000 euros a golpe de bingo en un año, todos sus ahorros. Además, debía pagar unos 20.000 euros por los créditos y préstamos que había pedido a gran parte de sus conocidos.
Sexismo: un obstáculo para salir de la adicción
El juego siempre se relaciona con el mundo masculino. "La mujer socialmente tiene otro perfil y no está bien visto que juegue; sin embargo, en el caso de los hombres sí. Es puro tópico social, machismo, parece que la mujer tiene que estar en la casa", justifica Daniela Scorrani. Coinciden con esta teoría los especialistas de la asociación Can Roselló y señalan que "al hombre se le tolera el juego excesivo en las primeras fases, a la mujer, en cambio, se la tilda rápidamente de 'viciosa', lo que conlleva una ocultación del problema más tenaz".
Esta ocultación explica la bajísima tasa de mujeres que acuden a rehabilitarse. Los datos disponibles indican que solo el 10% de los ludópatas que se tratan son mujeres, una realidad que Juan Lamas, director terapéutico de AGAJA y director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar rehabilitados (FEJAR), achaca al sexismo: "Dicen que es más difícil que las mujeres accedan a tratamiento. Esto se debe al machismo, por su menor incorporación al mercado laboral y especialmente por su labor como madres que provoca que exista mayor sentimiento de culpabilidad. Las mujeres, al ser un grupo minoritario, no consiguen identificarse en terapia como sucede con el género masculino. Su determinación en el tratamiento es menor y muchas lo abandonan, aparte de por la falta de identificación por las presiones del entorno familiar".
Solo el 10% de los ludópatas que se tratan son mujeres, aunque su tasa de recuperación es más alta que la de los hombres
Sin embargo, en esta asociación sostienen que la tasa de recuperación en mujeres es mayor pese al alto porcentaje de abandono. "El 64% de las personas que terminan el tratamiento se recupera, pero en el caso de las mujeres la tasa se eleva al 78% con unos resultados muy visibles desde el principio", aseguran.
En FEJAR conocen a fondo la línea que separa la conducta de los hombres y la de las mujeres. "Cuando han venido parejas, hemos notado las diferencias: si era un hombre el que jugaba, su pareja siempre estaba presente; pero si era una mujer la que tenía el problema muchas veces veíamos la postura de 'te la dejo aquí y que luego vuelva a casa a hacerme la cena', como diciendo 'a ver si me la arregla pronto que tiene cosas que hacer'".
En la soledad anda el juego
Elena no echa la culpa a su marido, pero admite que se enganchó al juego porque pasaba mucho tiempo sola. Lleva un año en rehabilitación y habla con terror de los días en los que no podía vivir sin apostar. "No era consciente de todo lo que estaba jugando, entonces tenía un buen sueldo y cuando me fui al paro me dieron una indemnización. Me la gasté entera", recuerda esta mujer de 62 años.
Pasó por momentos muy duros y todavía recibe atención psiquiátrica. Incluso llegó a intentar quitarse la vida: "Estaba muy deprimida, me quería quitar de en medio. En varias ocasiones mi marido me encontró tirada en el suelo de nuestra casa. Aprovechaba cualquier momento para ir a jugar, era una esclava del juego. Cuando trabajaba en la oficina y mi jefe no estaba, salía a tomar café para ir a jugar, y ese 'café' duraba hora y media".
Su marido pasaba mucho tiempo fuera de casa con sus amigos. Para Elena, esos ratos de soledad eran la coartada perfecta para ir al bingo, donde se encontraba siempre con la misma gente, mujeres como ella que disfrutaban de las conversaciones frente al cartón.
'Aprovechaba cualquier momento para ir a jugar, era una esclava del juego. Cuando trabajaba en la oficina y mi jefe no estaba, salía a tomar café para ir a jugar, y ese 'café' duraba hora y media'
La voz de alarma llegó desde el trabajo. Elena había perdido muchísimo dinero, las deudas se acumulaban así que hizo "una jugarreta" en la oficina para poder seguir dándole rienda suelta a su adicción. En la oficina no se dieron cuenta del agujero hasta después de despedirla, y fue entonces cuando llamaron a su casa para avisar de la situación.
Su marido y su hija le llevaron a una asociación para cortar su adicción. Elena no ha vuelto a hablar con su hija desde entonces; pero su marido, asegura, le apoya mucho desde que conoció su problema. "Me acompaña a las reuniones de la terapia cuando puede. No se lo he contado a nadie más, no quiero que me traten de forma diferente", confiesa.
En su centro la mayoría son hombres, aunque el bingo es un reino femenino. No sabe qué ha sido de todas esas chicas que echaban allí las horas, pero tiene claro que "les pediría que busquen ayuda, lo primero contarlo en casa. Les aseguro que pueden perder muchas cosas más allá de lo económico, y en mi caso ha sido mucho. El juego te rompe la vida".
¿Diversión o adicción?
"La frontera entre pasarlo bien y ser adicto se encuentra cuando estás todo el día pensando en jugar, cuando tus actividades se transforman y pasan a depender exclusivamente del juego. En ese momento no vas a jugar para ganar dinero, sino para buscar esa subida de adrenalina que te produce esperar los resultados de una apuesta o estar delante de una máquina. El límite es cuando dejas de jugar por el placer de vez en cuando", explica Daniela Scorrani. Otra línea que separa la diversión del vicio es el tope económico: "No existe un problema para quien va a jugar si lleva 200 euros, los pierde y sabe que hasta ahí llega, sin insistir para recuperarlo".
'Muchas mujeres que sufren malos tratos juegan. El juego se distraen y les da un rato agradable'
En las asociaciones de rehabilitación recalcan que las ludópatas no juegan por el dinero, sino para evadirse de su propia vida, de algo de su rutina que no les gusta. De hecho, el 70% de las mujeres maltratadas juegan, según expusieron los expertos reunidos en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid en las VIII Jornadas Nacionales de Patología Dual y Género. En la Asociación de Ludópatas de Aralar reafirman esta información: "Muchas mujeres que sufren malos tratos juegan. El juego se distraen y les da un rato agradable. Se dicen 'yo de aquí me voy porque esto me asfixia y recurren al juego'".
Las nuevas jugadoras de la era on-line
Las nuevas tecnologías han roto con la discriminación de la mujer en el mundo del juego. Las 'pop ups' que invitan a apostar son habituales en la red y no entienden de género, por lo que en la Asociación de Ludópatas de Aralar asumen que el porcentaje femenino entre los enfermos ha debido aumentar. La ludopatía on-line presenta nuevas características: cuando la jugadora siente la tentación de apostar puede hacerlo sin problemas y en cualquier momento a través de la web. Sin embargo, es más fácil para los familiares destapar la adicción puesto que los gastos quedan registrados en los extractos bancarios.
'Hoy día los niños no dejan de ver publicidad de juego, y no nos debe extrañar que busquen esos nombres y accedan a esos portales de juego'
"Hace 15 años la media de edad de los jugadores oscilaba entre los 28 y los 38 años, sin embargo ahora se encuentra entre los 18 y 25. Los informes nos dicen también que el número de hombres y mujeres se está igualando. Esto se explica por la incorporación de la mujer al mundo laboral. Son chicas sin carga familiar y parten de un inicio lúdico en el juego", apunta el director técnico de FEJAR. Desde esta organización arrojan luz sobre el 'caldo de cultivo' de estos comportamientos adictivos: "Denunciamos que estrellas como Rafa Nadal manden mensajes el de Pokerstar. Incluso llegamos a hablar con él, porque no lo entendíamos ya que no vimos que tuviera una necesidad económica para hacerlo. Es como el Real Madrid con Bwin, hoy día los niños no dejan de ver publicidad de juego, y no nos debe extrañar que busquen esos nombres y accedan a esos portales de juego. Y si a eso le añades la campaña de juegos mal llamados 'sociales', sin premio y con puntos que claramente sirve para fidelizar a los niños...".
La terapia
Existe un puñado de centros de rehabilitación para jugadores en España. En ellos los ludópatas acuden a reuniones de grupo donde comparten sus experiencias y, en muchos casos, reciben ayuda también de un psicólogo de manera individual. El tratamiento psicológico es necesario especialmente en los casos femeninos ya que el juego suele ser una vía de aislamiento para otros problemas. "Si los hombres encuentran en esta adicción una forma de liberar tensiones con un hábito que implica cierto riesgo, las mujeres lo ven más como una evasión a los problemas cotidianos. Pero en ambos casos, el perfil es el de una persona cercana a un estado depresivo, con ansiedad, tristeza y envuelta en una situación familiar problemática", afirman los expertos de Can Rosello.
"Debido a que los hombres y las mujeres con ludopatía presentan diferencias entre sí en diversos planos (desde el tipo de juego, pasando por la evolución del trastorno, hasta las psicopatologías asociadas) el tratamiento de la adicción al juego debe adecuarse a las características específicas del trastorno en cada sexo", puntualizan. Además, emiten una serie de consejos como contarlo a los familiares o no llevar monedas sueltas encima.
Tina gastó 60.000 euros a golpe de bingo en un año, todos sus ahorros. Además, debía pagar unos 20.000 euros en créditos y préstamos
La ludopatía era una 'adicción silenciosa' para su entorno, pero no para ella. "Trabajaba muchísimo pero nunca tenía un duro. Una vez cobré el sueldo y me lo gasté en un día". No fue un incidente aislado, Tina gastó 60.000 euros a golpe de bingo en un año, todos sus ahorros. Además, debía pagar unos 20.000 euros por los créditos y préstamos que había pedido a gran parte de sus conocidos.
Sexismo: un obstáculo para salir de la adicción
El juego siempre se relaciona con el mundo masculino. "La mujer socialmente tiene otro perfil y no está bien visto que juegue; sin embargo, en el caso de los hombres sí. Es puro tópico social, machismo, parece que la mujer tiene que estar en la casa", justifica Daniela Scorrani. Coinciden con esta teoría los especialistas de la asociación Can Roselló y señalan que "al hombre se le tolera el juego excesivo en las primeras fases, a la mujer, en cambio, se la tilda rápidamente de 'viciosa', lo que conlleva una ocultación del problema más tenaz".
Esta ocultación explica la bajísima tasa de mujeres que acuden a rehabilitarse. Los datos disponibles indican que solo el 10% de los ludópatas que se tratan son mujeres, una realidad que Juan Lamas, director terapéutico de AGAJA y director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar rehabilitados (FEJAR), achaca al sexismo: "Dicen que es más difícil que las mujeres accedan a tratamiento. Esto se debe al machismo, por su menor incorporación al mercado laboral y especialmente por su labor como madres que provoca que exista mayor sentimiento de culpabilidad. Las mujeres, al ser un grupo minoritario, no consiguen identificarse en terapia como sucede con el género masculino. Su determinación en el tratamiento es menor y muchas lo abandonan, aparte de por la falta de identificación por las presiones del entorno familiar".
Solo el 10% de los ludópatas que se tratan son mujeres, aunque su tasa de recuperación es más alta que la de los hombres
Sin embargo, en esta asociación sostienen que la tasa de recuperación en mujeres es mayor pese al alto porcentaje de abandono. "El 64% de las personas que terminan el tratamiento se recupera, pero en el caso de las mujeres la tasa se eleva al 78% con unos resultados muy visibles desde el principio", aseguran.
En FEJAR conocen a fondo la línea que separa la conducta de los hombres y la de las mujeres. "Cuando han venido parejas, hemos notado las diferencias: si era un hombre el que jugaba, su pareja siempre estaba presente; pero si era una mujer la que tenía el problema muchas veces veíamos la postura de 'te la dejo aquí y que luego vuelva a casa a hacerme la cena', como diciendo 'a ver si me la arregla pronto que tiene cosas que hacer'".
En la soledad anda el juego
Elena no echa la culpa a su marido, pero admite que se enganchó al juego porque pasaba mucho tiempo sola. Lleva un año en rehabilitación y habla con terror de los días en los que no podía vivir sin apostar. "No era consciente de todo lo que estaba jugando, entonces tenía un buen sueldo y cuando me fui al paro me dieron una indemnización. Me la gasté entera", recuerda esta mujer de 62 años.
Pasó por momentos muy duros y todavía recibe atención psiquiátrica. Incluso llegó a intentar quitarse la vida: "Estaba muy deprimida, me quería quitar de en medio. En varias ocasiones mi marido me encontró tirada en el suelo de nuestra casa. Aprovechaba cualquier momento para ir a jugar, era una esclava del juego. Cuando trabajaba en la oficina y mi jefe no estaba, salía a tomar café para ir a jugar, y ese 'café' duraba hora y media".
Su marido pasaba mucho tiempo fuera de casa con sus amigos. Para Elena, esos ratos de soledad eran la coartada perfecta para ir al bingo, donde se encontraba siempre con la misma gente, mujeres como ella que disfrutaban de las conversaciones frente al cartón.
'Aprovechaba cualquier momento para ir a jugar, era una esclava del juego. Cuando trabajaba en la oficina y mi jefe no estaba, salía a tomar café para ir a jugar, y ese 'café' duraba hora y media'
La voz de alarma llegó desde el trabajo. Elena había perdido muchísimo dinero, las deudas se acumulaban así que hizo "una jugarreta" en la oficina para poder seguir dándole rienda suelta a su adicción. En la oficina no se dieron cuenta del agujero hasta después de despedirla, y fue entonces cuando llamaron a su casa para avisar de la situación.
Su marido y su hija le llevaron a una asociación para cortar su adicción. Elena no ha vuelto a hablar con su hija desde entonces; pero su marido, asegura, le apoya mucho desde que conoció su problema. "Me acompaña a las reuniones de la terapia cuando puede. No se lo he contado a nadie más, no quiero que me traten de forma diferente", confiesa.
En su centro la mayoría son hombres, aunque el bingo es un reino femenino. No sabe qué ha sido de todas esas chicas que echaban allí las horas, pero tiene claro que "les pediría que busquen ayuda, lo primero contarlo en casa. Les aseguro que pueden perder muchas cosas más allá de lo económico, y en mi caso ha sido mucho. El juego te rompe la vida".
¿Diversión o adicción?
"La frontera entre pasarlo bien y ser adicto se encuentra cuando estás todo el día pensando en jugar, cuando tus actividades se transforman y pasan a depender exclusivamente del juego. En ese momento no vas a jugar para ganar dinero, sino para buscar esa subida de adrenalina que te produce esperar los resultados de una apuesta o estar delante de una máquina. El límite es cuando dejas de jugar por el placer de vez en cuando", explica Daniela Scorrani. Otra línea que separa la diversión del vicio es el tope económico: "No existe un problema para quien va a jugar si lleva 200 euros, los pierde y sabe que hasta ahí llega, sin insistir para recuperarlo".
'Muchas mujeres que sufren malos tratos juegan. El juego se distraen y les da un rato agradable'
En las asociaciones de rehabilitación recalcan que las ludópatas no juegan por el dinero, sino para evadirse de su propia vida, de algo de su rutina que no les gusta. De hecho, el 70% de las mujeres maltratadas juegan, según expusieron los expertos reunidos en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid en las VIII Jornadas Nacionales de Patología Dual y Género. En la Asociación de Ludópatas de Aralar reafirman esta información: "Muchas mujeres que sufren malos tratos juegan. El juego se distraen y les da un rato agradable. Se dicen 'yo de aquí me voy porque esto me asfixia y recurren al juego'".
Las nuevas jugadoras de la era on-line
Las nuevas tecnologías han roto con la discriminación de la mujer en el mundo del juego. Las 'pop ups' que invitan a apostar son habituales en la red y no entienden de género, por lo que en la Asociación de Ludópatas de Aralar asumen que el porcentaje femenino entre los enfermos ha debido aumentar. La ludopatía on-line presenta nuevas características: cuando la jugadora siente la tentación de apostar puede hacerlo sin problemas y en cualquier momento a través de la web. Sin embargo, es más fácil para los familiares destapar la adicción puesto que los gastos quedan registrados en los extractos bancarios.
'Hoy día los niños no dejan de ver publicidad de juego, y no nos debe extrañar que busquen esos nombres y accedan a esos portales de juego'
"Hace 15 años la media de edad de los jugadores oscilaba entre los 28 y los 38 años, sin embargo ahora se encuentra entre los 18 y 25. Los informes nos dicen también que el número de hombres y mujeres se está igualando. Esto se explica por la incorporación de la mujer al mundo laboral. Son chicas sin carga familiar y parten de un inicio lúdico en el juego", apunta el director técnico de FEJAR. Desde esta organización arrojan luz sobre el 'caldo de cultivo' de estos comportamientos adictivos: "Denunciamos que estrellas como Rafa Nadal manden mensajes el de Pokerstar. Incluso llegamos a hablar con él, porque no lo entendíamos ya que no vimos que tuviera una necesidad económica para hacerlo. Es como el Real Madrid con Bwin, hoy día los niños no dejan de ver publicidad de juego, y no nos debe extrañar que busquen esos nombres y accedan a esos portales de juego. Y si a eso le añades la campaña de juegos mal llamados 'sociales', sin premio y con puntos que claramente sirve para fidelizar a los niños...".
La terapia
Existe un puñado de centros de rehabilitación para jugadores en España. En ellos los ludópatas acuden a reuniones de grupo donde comparten sus experiencias y, en muchos casos, reciben ayuda también de un psicólogo de manera individual. El tratamiento psicológico es necesario especialmente en los casos femeninos ya que el juego suele ser una vía de aislamiento para otros problemas. "Si los hombres encuentran en esta adicción una forma de liberar tensiones con un hábito que implica cierto riesgo, las mujeres lo ven más como una evasión a los problemas cotidianos. Pero en ambos casos, el perfil es el de una persona cercana a un estado depresivo, con ansiedad, tristeza y envuelta en una situación familiar problemática", afirman los expertos de Can Rosello.
"Debido a que los hombres y las mujeres con ludopatía presentan diferencias entre sí en diversos planos (desde el tipo de juego, pasando por la evolución del trastorno, hasta las psicopatologías asociadas) el tratamiento de la adicción al juego debe adecuarse a las características específicas del trastorno en cada sexo", puntualizan. Además, emiten una serie de consejos como contarlo a los familiares o no llevar monedas sueltas encima.