Barroso se muestra muy preocupado sobre los efectos del estado de alarma en cuando al repunte de casos de ludopatía. “No tenemos estadística, pero sigue llamando la gente a la puerta de esta asociación para pedir ayuda”. Y la previsión que ya manejan es que, en unas semanas, la demanda se dispare.
En Aonujer, donde se atienden actualmente a 218 adictos y familiares, valoran que el cierre de salas de juego, casinos y establecimientos donde hacer apuestas no varía la gravedad de la situación de los que sufren ludopatía. “El que es adicto cambia un juego por otro rápidamente”, explica la asociación onubense.
En este sentido, ahondan en que “no hay apuestas deportivas, pero sí poker online. No hay sorteos, pero sí videojuegos. Incluso al que no es adicto se le puede presentar una situación de riesgo por cuenta, precisamente, del confinamiento y la obligación de estar en casa”.
Por ello explican que “se estima que habrá nuevos casos de jóvenes enganchados a los videojuegos”. Otro riesgo está en las compras compulsiva online. “Nos consta que se están dando casos de adicción”, apuntan al respecto.
A la espera de retomar el trabajo presencial, durante el estado de alarma se han adaptado las sesiones de terapia de rehabilitación de jugadores de azar al formato virtual y en la actualidad se está trabajando con 107 adictos y 109 familiares.
Sin embargo, “algunas de las personas a las que se atienden no siguen las sesiones de trabajo en formato virtual porque no saben manejar las nuevas tecnologías y pueden darse casos de abandono de las terapias para rehabilitarse de esta adicción”, lamentan.
Del mismo modo, desde Aonujer temen que la próxima llegada de una crisis económica pueda ser determinante para que la adicción al juego registre un repunte en la provincia de Huelva. “Prevemos más casos cuando termine el confinamiento a causa de la incertidumbre económica. Habrá quien busque en el azar cambiar su suerte o quien recurra a los sorteos y apuestas para evadirse. Otros verán desarrollar la adicción que se gesta en las largas semanas de confinamiento”.
Barroso se muestra muy preocupado sobre los efectos del estado de alarma en cuando al repunte de casos de ludopatía. “No tenemos estadística, pero sigue llamando la gente a la puerta de esta asociación para pedir ayuda”. Y la previsión que ya manejan es que, en unas semanas, la demanda se dispare.
En Aonujer, donde se atienden actualmente a 218 adictos y familiares, valoran que el cierre de salas de juego, casinos y establecimientos donde hacer apuestas no varía la gravedad de la situación de los que sufren ludopatía. “El que es adicto cambia un juego por otro rápidamente”, explica la asociación onubense.
En este sentido, ahondan en que “no hay apuestas deportivas, pero sí poker online. No hay sorteos, pero sí videojuegos. Incluso al que no es adicto se le puede presentar una situación de riesgo por cuenta, precisamente, del confinamiento y la obligación de estar en casa”.
Por ello explican que “se estima que habrá nuevos casos de jóvenes enganchados a los videojuegos”. Otro riesgo está en las compras compulsiva online. “Nos consta que se están dando casos de adicción”, apuntan al respecto.
A la espera de retomar el trabajo presencial, durante el estado de alarma se han adaptado las sesiones de terapia de rehabilitación de jugadores de azar al formato virtual y en la actualidad se está trabajando con 107 adictos y 109 familiares.
Sin embargo, “algunas de las personas a las que se atienden no siguen las sesiones de trabajo en formato virtual porque no saben manejar las nuevas tecnologías y pueden darse casos de abandono de las terapias para rehabilitarse de esta adicción”, lamentan.
Del mismo modo, desde Aonujer temen que la próxima llegada de una crisis económica pueda ser determinante para que la adicción al juego registre un repunte en la provincia de Huelva. “Prevemos más casos cuando termine el confinamiento a causa de la incertidumbre económica. Habrá quien busque en el azar cambiar su suerte o quien recurra a los sorteos y apuestas para evadirse. Otros verán desarrollar la adicción que se gesta en las largas semanas de confinamiento”.