Desde 2011 está activo en todo el país el el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego, ahora competencia del Ministerio de Consumo y que cuenta con 56.329 personas a fecha de 31 de diciembre de 2020. Un cuarto de esos inscritos son andaluces, concretamente 13.811, el 24,52% del total. El porcentaje supera en más de seis puntos el peso poblacional de la comunidad en España, pero también es llamativo que la segunda provincia con más personas registradas es Sevilla (4.333), sólo por detrás de Madrid (9.591).
Todas las personas que se embarcan en Andalucía en un proceso de rehabilitación por adicción a los juegos de azar debe apuntarse en este registro, pero no es necesario alegar este tipo de problemas para hacerlo. “Es un hecho simbólico;te comprometes a no hacerlo”, reconoce el presidente de la Asociación Sevillana de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Asejer), José Jímenez Medina, que admite que se trata de un “refuerzo positivo. “El primer paso es autoprohibirte y que te pongan limitaciones y trabas que tú no eres capaz de ponerte”, insiste, aunque admite que quien no es capaz de mantener este veto y opta por el juego ilegal disponible en internet.
La relevancia de este registro estatal ha crecido en los últimos años por el auge de los juegos de azar virtuales. En el año de la pandemia, con el consumo de internet disparado, todas las modalidades de juego online han crecido salvo las apuestas. Hasta septiembre, el bingo, el casino, los concursos y el poquer on line crecen respecto al mismo periodo de 2019 en cifras de dos dígitos, aunque el informe que cada año realiza la Dirección General de Ordenación del Juego todavía no está disponible. A este contexto de aumento de las prácticas hay que sumar la preocupación por la incidencia que tiene la adicción al juego en personas jóvenes y el impacto que tiene en zonas desfavorecidas, donde en los últimos años han proliferado los negocios del sector.
Jiménez Medina señala que las tragaperras siguen siendo el juego con “mayor cuota y ganancias”, ya que no está sujeto a los controles que hay en casas de apuestas o casinos. Sin embargo, la media de edad de las personas que acuden a pedir ayuda a entidades como la suya no ha hecho más que bajar en los últimos años y ya está en el rango de edad de los 20 a los 35 años. “Niños con 13 y 14 años nos confiensan que entran en las casas de apuestas; muchas veces le dan el dinero al mayor del grupo, que ya tiene la edad legal para jugar y hacen sus apuestas”, cuenta el responsable de Asejer, que asegura que llevan años llevando a los colegios e institutos campañas de prevención.
Cuando ya es demasiado tarde la adicción al juego en jóvenes puede provocar casos de fracaso escolar, ya que adquieren deudas incapaces de afrontar. “Buscan trabajo en un bar, a tiempo parcial, para financiar el juego y las deudas, pero acaban dejando los estudios porque las deudas siguen creciendo y tienen que trabajar a jornada completa”, relata Jiménez Medina antes de admitir que muchos vuelven a clase después de la terapia.
Al funcionamiento del registro estatal hay que sumar uno autonómico que funciona desde 1987 y que cuenta con 39.219 personas apuntadas, según el último dato actualizado, a 31 de diciembre de 2019. La labor de ambos es complementaria, ya que en controlado por la Consejería de Hacienda y Financiación Europea impide la entrada a locales físicos como casinos, bingos o salones de juego. Además, desde el 9 de enero de 2020 las sanciones por saltarse las autoprohibiciones pasaron de ser una infracción grave a muy grave, por lo que puede ser sancionada con multas que oscilan entre los 10.001 y los 300.000 euros.
Desde 2011 está activo en todo el país el el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego, ahora competencia del Ministerio de Consumo y que cuenta con 56.329 personas a fecha de 31 de diciembre de 2020. Un cuarto de esos inscritos son andaluces, concretamente 13.811, el 24,52% del total. El porcentaje supera en más de seis puntos el peso poblacional de la comunidad en España, pero también es llamativo que la segunda provincia con más personas registradas es Sevilla (4.333), sólo por detrás de Madrid (9.591).
Todas las personas que se embarcan en Andalucía en un proceso de rehabilitación por adicción a los juegos de azar debe apuntarse en este registro, pero no es necesario alegar este tipo de problemas para hacerlo. “Es un hecho simbólico;te comprometes a no hacerlo”, reconoce el presidente de la Asociación Sevillana de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Asejer), José Jímenez Medina, que admite que se trata de un “refuerzo positivo. “El primer paso es autoprohibirte y que te pongan limitaciones y trabas que tú no eres capaz de ponerte”, insiste, aunque admite que quien no es capaz de mantener este veto y opta por el juego ilegal disponible en internet.
La relevancia de este registro estatal ha crecido en los últimos años por el auge de los juegos de azar virtuales. En el año de la pandemia, con el consumo de internet disparado, todas las modalidades de juego online han crecido salvo las apuestas. Hasta septiembre, el bingo, el casino, los concursos y el poquer on line crecen respecto al mismo periodo de 2019 en cifras de dos dígitos, aunque el informe que cada año realiza la Dirección General de Ordenación del Juego todavía no está disponible. A este contexto de aumento de las prácticas hay que sumar la preocupación por la incidencia que tiene la adicción al juego en personas jóvenes y el impacto que tiene en zonas desfavorecidas, donde en los últimos años han proliferado los negocios del sector.
Jiménez Medina señala que las tragaperras siguen siendo el juego con “mayor cuota y ganancias”, ya que no está sujeto a los controles que hay en casas de apuestas o casinos. Sin embargo, la media de edad de las personas que acuden a pedir ayuda a entidades como la suya no ha hecho más que bajar en los últimos años y ya está en el rango de edad de los 20 a los 35 años. “Niños con 13 y 14 años nos confiensan que entran en las casas de apuestas; muchas veces le dan el dinero al mayor del grupo, que ya tiene la edad legal para jugar y hacen sus apuestas”, cuenta el responsable de Asejer, que asegura que llevan años llevando a los colegios e institutos campañas de prevención.
Cuando ya es demasiado tarde la adicción al juego en jóvenes puede provocar casos de fracaso escolar, ya que adquieren deudas incapaces de afrontar. “Buscan trabajo en un bar, a tiempo parcial, para financiar el juego y las deudas, pero acaban dejando los estudios porque las deudas siguen creciendo y tienen que trabajar a jornada completa”, relata Jiménez Medina antes de admitir que muchos vuelven a clase después de la terapia.
Al funcionamiento del registro estatal hay que sumar uno autonómico que funciona desde 1987 y que cuenta con 39.219 personas apuntadas, según el último dato actualizado, a 31 de diciembre de 2019. La labor de ambos es complementaria, ya que en controlado por la Consejería de Hacienda y Financiación Europea impide la entrada a locales físicos como casinos, bingos o salones de juego. Además, desde el 9 de enero de 2020 las sanciones por saltarse las autoprohibiciones pasaron de ser una infracción grave a muy grave, por lo que puede ser sancionada con multas que oscilan entre los 10.001 y los 300.000 euros.