Otra de las modalidades que mayor atracción causa en la juventud son las apuestas deportivas. El incremento en el número de personas que realizan tales apuestas se ha visto respaldado por la incorporación de casas de apuesta dentro de los salones de juego. De este modo, de los 121 salones de juegos que hay en Huelva, 114 tienen la permisión para la instalación de máquinas que permiten realizar apuestas deportivas. Igualmente, los cinco bingos que se extienden en la ciudad cuentan también con autorización para ofrecer la posibilidad de apostar a los clientes. Sin embargo, en Huelva no se contabiliza ningún establecimiento que se dedique exclusivamente a las apuestas.
Además de las características lumínicas y sonoras que caracterizan el interior de los salones de juego, desde las asociaciones de rehabilitación de jugadores se manejan dos cuestiones que alimentan la enfermedad. Por un lado, según Jorge Barroso, el “entorno aislante” que se crea en torno a estos establecimientos, en la medida en que “la mayoría han incorporado cristales tintados”. Igualmente, en palabras de los jugadores que están en tratamiento, “los bajos costes de las bebidas” les animaba a jugar y a pasar más tiempo en el interior de los salones.
La publicidad agresiva representa otro de las factores que provocan una mayor afluencia en estos espacios. De hecho, frente a la sede de Aonujer, una entidad que trata de rehabilitar a jugadores, se ubica un salón de juegos “con luces y carteles que invitan a acudir, por lo que para el tratamiento que reciben las personas es un obstáculo”. Por ello, la entidad pide que los salones de juego se sitúen al menos a 500 metros de los colegios y centros de rehabilitación por los perjuicios que presentan.
Con objeto de frenar la publicitad agresiva en las señales verticales, el pasado 31 de octubre se presentó una moción en el Ayuntamiento de Huelva. La misma fue aprobada por unanimidad, pero “aún no se ha materializado lo acordado”, señala Barroso.
Así, se acordó que el Ayuntamiento debía incrementar los proyectos de prevención y de intervención comunitaria en la ciudad, especialmente los destinados a niños, adolescentes y jóvenes para fomentar los hábitos de vida saludables y el buen uso de las nuevas tecnologías. A su vez, el Consistorio elaboraría un estudio acerca de las ubicaciones adecuadas de los salones de juegos con objeto de evitar la cercanía con los centros escolares y de rehabilitación.
Actualmente, la ludopatía está considerada como una enfermedad crónica, previo diagnóstico de los médicos. Desde que tuvo una parcela propia dentro de las diferentes adicciones, entidades como Aonujer luchan “por evitar que las casas de apuestas ganen a costa de los más jóvenes”.
La petición de ubicar los salones de juegos en una posición alejada de los centros escolares fue llevada al Pleno de la Junta de Andalucía del pasado 9 de octubre. De este modo, el PSOE realizó una proposición de ley con objeto de poner un límite a las salas de juegos y apuestas y prevenir el juego patológico que afecta a los jóvenes andaluces.
La iniciativa, que contaba con el apoyo de Adelante Andalucía, fue tumbada por el Partido Popular, Ciudadanos y Vox. La misma pedía una modificación de la normativa que rige en Andalucía el juego y a las apuestas. Precisamente, la proposición más ambiciosa rezaba un cambio en las ubicaciones de los establecimientos destinados a los juegos de azar. Así, el documento expresaba que “en ningún caso se podrán otorgar autorizaciones para instalar establecimientos específicos de juego a menor distancia de 500 metros de colegios públicos o privados, parques infantiles, lugares d e ocio juvenil, polideportivos o estadios deportivos”.
La respuesta que encontraron por parte de los populares se tornó negativa. El parlamentario andaluz, Pablo Venzal, aludía a la imposibilidad de proporcionar nuevas licencias “en grandes ciudades como Sevilla”, pues se contabilizan tantos centros educativos que la pequeña distancia entre ellos “implica que sea irrealizable” la edificación de salones de juegos. Por su parte, Madrid, a pesar de sus dimensiones, ya llevó a cabo una normativa en cuánto a las ubicaciones de estos establecimientos se refiere. De este modo, la Comunidad de Madrid aprobó en marzo un decreto que establecía una distancia mínima de 100 metros entre colegios y salones de juego. Por contra, para el Gobierno de la Junta, en la región la situación está “controlada y regulada con las 39 normativas que ejercen su regulación en los juegos de azar.
En relación a la proposición de ley, que finalmente no encontró respaldo, se pretendía que en el artículo 1 de la Ley del juego y apuestas de Andalucía, se incluyera un apartado en el que la Junta se comprometiese a abogar por la sensibilización y difusión del componente adictivo, que es inherente a los juegos de azar, además de la responsabilidad de dotar de cualquier tipo de apoyo psicológico a aquellos afectados por la enfermedad de la ludopatía.
Asimismo, la prevención de las adicciones se presumía como otra de las competencias que debía ostentar el Gobierno andaluz, en tanto que estaría obligado a promover diferentes campañas de concienciación en los jóvenes, con la consiguiente formación de las personas encargadas de asesorar a este colectivo. A su vez, en la proposición de ley se exigía un control más exhaustivo del acceso de los menores a los salones de juego, aunque acudan con un adulto que haga las veces de tutor del joven, extendiéndose la medida a aquellos aquejados por alguna enfermedad.
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FAJER, Federación Andaluza de Jugadores de Azar Rehabilitados, desarrollará una serie de actividades, a través de sus distintas asociaciones, para informar y concienciar a la ciudadanía andaluza y en especial, a los más jóvenes. Dichas actividades se realizarán en todas las provincias del territorio: instalación de mesas informativas, pegada de carteles y actividades de ocio dirigidas a toda la población.
Nuestro objetivo es concienciar, difundir e informar sobre el mal uso y abuso de los juegos de azar. Incluyendo juego online u apuestas deportivas, ya que en los últimos tiempos se ha dado una subida alarmante de las personas que abusan de dicha práctica contrayendo dificultades económicas y sociales. Esta campaña es multicanal con presencia en las calles a través de mesas, publicidad en vallas, medios de comunicación y difusión en internet mediante redes sociales y nuestra web: www.fajer.es
El presidente de Amalajer, Paco Abad, ha dicho tener una sensación de “desesperación y desesperanza a la vez”, añadiendo que hay un “desamparo total por parte del Gobierno andaluz que tenemos ahora mismo y por parte de otros partidos políticos”.
“Parece ser que no es suficiente que estén jugando los menores y no se le da importancia al número que son”, ha lamentado Abad, a la vez que ha hecho hincapié en que “se intenta minimizar el número siempre y también lo que se juega y apuesta”.
En la actualidad, ha indicado, hay unas 400 personas en tratamiento en la asociación. Aunque se trata de una cifra que puede ir variando con rapidez en el tiempo, ya que “se abandona el tratamiento muy rápido”. “Unas 250 o 300 son las que siguen el tratamiento con regularidad”, ha informado el presidente.
Así, ha resaltado que el “número de jugadores ha aumentado”. En Andalucía “ahora mismo estamos tratando el doble de personas que tratamos en el 2017”, ha alertado.
“Mientras se estén priorizando los ingresos más que el daño que hace, difícilmente lo vamos a tener las personas que estamos haciendo algo, las asociaciones y los familiares”, ha criticado. Asimismo, ha subrayado que “no se contó con nosotros” durante la redacción de la ley actual.
De esta forma, ha alertado que el problema es que “cada vez son más jóvenes y necesita que se vayan adaptando otro tipo de tratamientos más especializados”, ha subrayado, mientras ha hecho referencia a que “no son capaces de legislar para que los salones estén mínimo a 500 metros”. “Ahora mismo se admite que los salones estén a pocos metros de algunos colegios”, ha denunciado.
Ejemplos de colegios en Málaga
El CEIP San José de Calasanz está a 230 metros, el CEIP Pablo Ruiz Picasso se encuentra a 250 metros, el IES Manuel Alcántara a 270 metros y la Escuela de Educación Infantil Adelfa a 400 metros del salón de juegos ubicado en calle Pelayo.
El Picasso y el Adelfa también están a 300 y 350 metros, respectivamente, de la sala de juegos de calle Martínez Maldonado. Al igual que la Escuela Gloria Fuertes, el Manuel Alcántara o el San José de Calasanz a 350, 400 y a justo 500 metros, respectivamente, de otro salón de apuestas situado en calle Hilera.
En otras zonas de la ciudad sucede lo mismo, por ejemplo, el colegio Ricardo León a unos 200 metros de otro centro de apuestas o el colegio Los Prados a 300 de otro.
En otros municipios de Málaga, como en Torremolinos, se repite la situación: en Avenida Isabel Manoja hay tres salones de juegos que establecen una distancia de 400 metros, en dos de ellos, y 450 metros del CEIP San Miguel.
Una pequeña radiografía de varios centros educativos situaciones a menos de 500 metros de uno o varios salones de juego.
Publicidad y famosos
En cuanto al bombardeo de anuncios de casas de apuestas y juego, Abad ha pedido “regular la publicidad, prohibirla o equipararla al alcohol o tabaco. Habría que ponerse a trabajar ya”. “Ahora mismo no hay ningún tipo de restricción”, ha manifestado, explicando que “normalmente es en horario de tarde; durante o después de un partido de fútbol, cuando hay muchos jóvenes viéndolo. En el mismo campo de fútbol, donde acuden chavales con sus padres, no debería existir este tipo de publicidad”.
Referente a ello, el presidente ha reivindicado que “las camisetas de los jugadores con publicidad de este tipo, los clubs deberían tener y fomentar otros valores”.
En el caso de los personajes públicos que publicitan el juego, Abad ha alegado que “deberían ser más solidarios, ya de por sí estos famosos ganan bastante dinero como para no tener la necesidad de hacer estos anuncios”.
Los jugadores son “cada vez más jóvenes, no superan los 30 años”
En Amalajer mantiene una franja de edad de jugadores entre los “20 y 25 años”, ha firmado su presidente, “cuando antes la media estaba entre los 45 a 55 años”. “Siguen viniendo muchas personas mayores y eso hace que las estadísticas, como son tan caprichosas, suban un poquito la edad”.
“Muchos de los que vienen manifiestan que han empezado a jugar siendo menores de edad”, ha lamentado, indicando que “hay que tener en cuenta que hay un proceso y un tiempo para que esta adicción te enganche, un proceso de un año o año y medio de juego de forma patológica”.
A esto ha sumado que “de vez en cuando viene algún menor de edad”. El problema de esta franja de edad es que “los padres o las madres muchos veces no acompañan el tratamiento”.
“Necesitamos otro tipo de apoyo, hay que darle apoyo a las familias y tienen que entender que esto es una enfermedad”, ha dicho Abad, añadiendo que “la persona no lo hace porque quiere, no juega porque sea un vicioso, no es algo que el niño ha hecho una vez esporádicamente”.
Por otra parte, ha informado que los jugadores suelen ser hombres, “de cada 100 hombres pueden acudir siete o menos mujeres”.
“Las mujeres piden mucha ayuda”, ha incidido, agregando que el motivo del frecuente abandono del tratamiento es el “estigma, la familia no apoya en el tratamiento y cuando llegan a este tipo de asociaciones no se suelen quedar. Tienden a abandonar muy rápidamente, porque les están metiendo presión en la casa, porque es algo que la familia la apoya en muchos casos, se avergüenza”.
En cambio, en el caso de los hombres “están continuamente apoyados por la mujer y esto a la hora del tratamiento se nota mucho”, ha comparado.
Por último, en cuanto al tipo de juegos, “las máquinas siguen estando por encima de la apuestas, porque la persona busca muchas veces la inmediatez y la respuesta del premio”, ha resaltado. Asimismo, las ruleta son “las más atractiva para los jóvenes, porque con una apuesta pequeña puedes ganar mucho dinero”, ha aseguro, agregando que “el juego online” también entra entre los más comunes.
Las consecuencias de la ludopatía son devastadoras: “Pérdida de trabajo, cárcel (por cometer delitos en el entorno familiar o fuera de este), la persona se abandona, termina por no relacionarse y se encierra en su mundo, terminando con una fuerte depresión y en muchos casos algunos llegan al suicidio”.
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