Aunque se suele pensar lo contrario, lo cierto es que en época de crisis económica el mercado del juego se contrae, hasta el punto de que el gasto de los usuarios en el juego presencial, con excepción de los dos últimos ejercicios, se sitúa en la actualidad en niveles de 2001. "Cuando no se tiene poder adquisitivo, no se tienta más a la suerte", aseguran fuentes del sector.
En la Lotería Nacional juegan al año en torno a tres cuartas partes de los españoles entre 18 y 75 años
El sector genera casi 81.000 puestos de trabajo directos y en torno a 160.000 empleos indirectos, según el Anuario del juego en España 15/16. En 2015 las administraciones central y autonómicas recaudaron conjuntamente 1.637 millones de euros en impuestos específicos sobre el juego, una cantidad sensiblemente inferior al la del año anterior.
"El impuesto a los juegos no tiene una pretensión recaudatoria, más bien se pretende captar al cliente y que no se vea tentado a trasladarse al entorno ilegal, por eso es necesario imponer una tributación que sea capaz de canalizar la práctica ilegal en legal", comentan fuentes del Ministerio de Hacienda. El impuesto sobre cada actividad de juego a nivel estatal se sitúa entre el 20% y el 25% del importe, dependiendo del tipo de recreativo.
Otra de las grandes divisiones en el mercado del juego se establece por el negocio público y el privado. "El sector público está muy asentado y consolidado por la tradición, está muy interiorizado en la sociedad por la Lotería de Navidad, El Niño o la Lotería Nacional", explica Germán Gusano. El gasto de los usuarios en Loterías y Apuestas del Estado alcanzó los 8.680 millones de euros en 2015, el 26% del negocio total del juego en España. Aquel año experimentó un ligero crecimiento con respecto al ejercicio anterior, rompiendo una tendencia a la baja desde 2011.
Se estima que en torno a 81.000 profesionales trabajan en este sector en España
En la Lotería Nacional juegan al año en torno a las tres cuartas partes de la población española entre 18 y 75 años. En el caso de la Lotería de Navidad, incluso quienes se definen como no jugadores "ceden a la tentación o a la presión social, y terminan comprando un cupón", especifica el informe Percepción social sobre el juego de azar en España 2016, realizado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) con el patrocinio de la Fundación Codere. A pesar de lo heterogéneo de quienes compran en la Lotería Nacional, se puede elaborar un perfil a partir de las principales magnitudes que aparecen en la encuesta realizada por la UC3M: el perfil más activo tiene entre 45 y 64 años, son hombres y mujeres a partes iguales, cuentan un estatus económico alto y la frecuencia en la que adquieren sus cupones es semanal.
El negocio semipúblico Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) consiguió incrementar sus ventas por primera vez en 2015 tras 14 años de declive. En concreto, alcanzó casi los 1.800 millones, un 2,1% más que en 2014. "Desde el año 2000 hemos ido bajando nuestras ventas, sobre todo porque se ha ido incrementando la competencia. Sin embargo, a partir de 2014 hemos crecido de forma moderada y sostenible. Para nosotros este cambio de tendencia supone un éxito. Creemos que se basa en la diversificación del negocio, dirigiéndonos a otro público objetivo a través de otros canales de ventas y nuevos productos, así como a una estrategia de internacionalización, aliándonos con otras empresas de países europeos a través del Eurojackpot", comentan desde la ONCE.
El perfil del cliente de la ONCE es muy estable. Según la compañía, son jugadores que además del premio del cupón, están comprometidos con su labor social. "Se trata de un jugador maduro, con un nivel de instrucción medio o medio-bajo, y están muy apegados a nuestros quehaceres diarios, hacen mucha vida en la calle, compran el cupón por costumbre, porque se cruzan con el vendedor. Se trata de una cuota de mercado muy social, de barrio", aseguran en la organización. El 50% de los ingresos por las ventas en la ONCE se destina a los premios, el 26,5% se dedica a retribuir a los vendedores y a asumir las cargas sociales de la organización, un 1% al abono de comisiones de otros canales de ventas, un 11,6% a gastos indirectos de juego (publicidad, limpieza de quioscos...) y un 11,8% a los servicios sociales para personas ciegas y solidarias con la discapacidad a través de la Fundación ONCE.
Es en el juego de gestión privada (salones, bingos, casinos, máquinas tragamonedas y juego online) donde se está realizando una auténtica renovación del sector. Se trata de un mercado extraordinariamente heterogéneo tanto en los perfiles de los jugadores como en la envergadura de los distintos negocios. Por otro lado, los negocios presenciales están regulados por las leyes de las distintas autonomías, mientras que en el juego online es el Estado a través de la DGOJ el encargado de controlar el negocio.
El sector del bingo, por ejemplo, acumuló 1.840 millones de euros de ventas en 2015, el primer año de crecimiento, tras otros tantos de contracción. En torno al 8% de la población asegura haber jugado al menos una vez en el último año. Lo que llama la atención es que el 23% de ese porcentaje está representado por jóvenes de entre 18 y 24 años, la franja de edad mayoritaria. "El negocio del bingo sufrió una crisis económica importante. Lo que han hecho en el sector ha sido renovar las instalaciones para captar nuevos clientes, un público más joven, implementando nuevas tecnologías, algo que también se ha hecho en los salones de juegos. Si no se hubiese hecho, estos negocios hubieran decaído", dice Germán Gusano.
Los casinos, por su parte, tuvieron unos ingresos de 1.675 millones de euros en 2015, la mejor cifra de los últimos años. También priman los jóvenes menores de 25 años, aunque con un estatus económico superior al cliente habitual de los bingos. El ingreso medio por visitante a los casinos roza los 67 euros.
Pero el negocio realmente dinámico es el del juego online. Las cantidades jugadas en 2015 superaron los 8.500 millones de euros a través de ese canal, con una evolución positiva de más del 30% respecto al ejercicio anterior. Casi la mitad de este negocio lo representa las apuestas deportivas, una cuarta parte el negocio del casino y una quinta parte el póquer. El depósito medio por jugador activo al mes se sitúa en 168 euros. El número de los jugadores registrados en portales de juego online se duplicó en cuatro años, hasta superar los dos millones en 2015, si bien jugaron únicamente 824.000 personas a lo largo de aquel año. "Las apuestas deportivas son el principal mercado por actualidad. Está formado especialmente por hombres menores de 35 años, en especial de entre 20 y 25 años, con un estatus sociológico medio y con una formación relevante", explica Gusano.
888 Holding es una de las principales multinacionales de juego online a nivel mundial. Tras Reino Unido, España es el segundo mercado del operador. En 2016 la compañía facturó 486 millones de euros, un 13% más que el año anterior. Las apuestas deportivas a través de 888 Sport experimentaron en ese ejercicio un crecimiento del 49%, hasta alcanzar los 48,5 millones de euros de ingresos. "El mercado de las apuestas en España ha llegado tarde pero es un país muy apasionado con el deporte, la conexión ha sido muy natural", asegura Itai Pazner, vicepresidente senior de 888 Holding. El 65% del negocio de esta compañía online fundada en 1997 opera en mercados regulados.
El responsable de la multinacional con sede en Gibraltar asegura que este negocio no está reñido con el presencial. "El online sólo representa el 11% del juego global, queda mucho por crecer. Asistir a un casino o a un salón de juegos es una experiencia distinta, es como si se fuera al teatro en lugar de ver una película en casa. Sinceramente, no creo que el negocio en linea afecte a los casinos y otros espacios de juegos presenciales, son ámbitos separados", comenta Pazner. En torno al 30% de la facturación de 888 se dedica a publicidad y promoción en el país donde opera.
A medida que crecen las apuestas deportivas en línea, aumenta el número de denuncias. En 2015 se realizaron 83 demandas a operadores online a través de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), 50 más que en 2014. La plataforma Muebete.org está formada por un grupo de usuarios de casas de apuestas que se organizaron para poner freno a lo que consideran presuntas prácticas abusivas de las operadoras. La demanda se presentó contra Bet365 y está compuesta por 250 demandantes. Fuentes del Ministerio de Hacienda, encargadas de velar por la buenas prácticas, consideran que "el partícipe firma un contrato de juego con el operador y se tienen que dirimir las controversias en el servicio civil".
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Además del 20% de los premios de más de 2.500 euros en los juegos de azar, el Estado se lleva entre el 30% y el 45% de la recaudación de los estatales, lo que le supone una tajada de más de 2.400 millones de euros ya que cada año se mueven casi 9.000 millones entre la lotería (4.841), la Primitiva y similares (3.561) y las quinielas de fútbol e hípica (277), según la última memoria anual de la Dirección General de Ordenación del Juego , con datos de 2015.
El volumen de negocio del azar, y también el de los productos estatales, comenzó a repuntar en 2015, cuando, tras cuatro años de retroceso, alcanzó los 33.396 millones de euros, con un peso creciente del llamado “juego no presencial”, que supera la cuarta parte de esa cifra y en el que destaca el juego online con 8.562 millones.
El grueso de ese último volumen, que dejó un margen de 319,5 millones tras repartir 8.243 en premios, se genera en envites prácticamente instantáneos como las apuestas deportivas (48,84%), un dato que ha llamado la atención de Hacienda, que no quiere trabas para su iniciativa de instalar terminales en bares y establecimientos de hostelería para participar en ese margen y aumentar sus ingresos por la tributación de los premios.
Concretamente, las apuestas deportivas por internet movieron 4.091 millones de euros en 2015, con lo que triplicaron el volumen de negocio de las ruletas (1.513) y el póquer cash (1.219) y pulverizaron el de otras especialidades como el blackjack (610), los torneos de póquer (563) o las tragaperras online (401). Entre las cuatro repartieron premios por 7.163, parte de los cuales fueron a parar al fisco en forma de impuestos.
Hace unos días, en la última reunión del Consejo de Políticas de Juego, sus representantes insistieron en defender la “imposibilidad de sujetar los juegos de competencia estatal a autorización de la correspondiente comunidad”; es decir, en supeditar únicamente a su propia autorización la instalación de esos nuevos terminales y en dejar a las autonomías al margen del procedimiento.
El ministerio de Cristóbal Montoro basa su postura en la interpretación que el Supremo en 2015 y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en 2013 hicieron del apartado 5 de la disposición adicional primera de la Ley de Regulación del Juego , que exime del permiso autonómico la apertura de locales por parte de Loterías, y también de la Once, para comercializar “juegos sujetos al régimen de reserva” en “billetes, boletos o cualquier otra forma de participación”, en soporte “material, informático, telemático, telefónico o interactivo” y distribuidos “directamente o a través de cualquier establecimiento de su red comercial externa”.
Hacienda se apoya también en un informe de la Abogacía del Estado, que hace unas semanas cambió el criterio por el que en 2011 se opuso a que la Once pudiera instalar terminales de juego en establecimientos de hostelería si no obtenía previamente la autorización de las comunidades, ya que bares, restaurantes y cafeterías “no tienen la consideración propia de establecimientos de la red comercial externa de la Once”.
Sin embargo, a finales de febrero emitió otro dictamen según el cual “la apertura de locales comerciales o la instalación de equipos informáticos en cualesquiera establecimientos cuando permitan la comercialización de juegos de lotería no está sujeta a autorización autonómica alguna”.
Mantenía también que el preceptivo visto bueno de las comunidades “no alcanza a la autorización para la instalación de equipos informáticos que permitan tales juegos” cuando se trate de envites reservados a Loterías.
“Lo anterior supone que las comunidades autónomas no pueden limitar el número y lugar de los equipos informáticos y locales presenciales donde se comercializan los juegos” reservados al Estado, resume la Abogacía, que matiza que ese permiso solo sería necesario para determinar “el número y lugar de otro tipo de sistemas de juego gestionados por operadores que sí estén sujetos a su previa autorización por el hecho de que existan ya en el mismo establecimiento puntos de venta de juegos reservados”.
Así, los representantes de Hacienda han pedido formalmente a los de las comunidades que despejen el camino para instalar las nuevas terminales de lotería exprés “respetando la línea marcada” por el Supremo y el Tribunal Superior de Andalucía sobre las “exenciones de autorización administrativa autonómica” para “juegos reservados, incluyendo instalación de terminales en cualquier tipo de establecimiento”, y para “apertura de locales abiertos al público destinados a la comercialización de los juegos que gestionan” Loterías y la Once.
La iniciativa del Ministerio de Hacienda tiene la oposición de la práctica totalidad de las comunidades autónomas, sin distinción política.
Así, mientras la valenciana o la catalana mantienen que el Gobierno central carece de competencias para desplegar un sistema de juego de este tipo, otras gobernadas por el PP como la madrileña califican la iniciativa de “competencia desleal” al tratarse de “un juego mucho más potente” que los autorizados hasta ahora y algunas como Aragón llaman la atención sobre los riesgos que una iniciativa de este tipo entraña ante problemáticas como la ludopatía.
Tal es así que la unidad de juego patológico del Hospital de Bellvitge ya distingue a los apostadores como una de las tres categorías patológicas, junto al tradicional jugador presencial y al del entorno ‘on line’, en sentido genérico. “El perfil del jugador compulsivo digital y el de apuestas 'on line' tienen en común ser hombres (95%), de entre 16 y 30 años, más estudios y mayor poder adquisitivo que el jugador tradicional; pero el apostador tiene un rasgo que lo hace único: un alto nivel de persistencia en la obtención de objetivos, lo que representa un gran riesgo en conductas desadaptativas”, explica la responsable de la unidad, la doctora Susana Jiménez.
CONTROL
Por su experiencia, Jiménez destaca que son personas que habitualmente tienden a justificarse por su gran afición por el universo deportivo, dado que “tienen la convicción de conocer bien a sus equipos favoritos y las disciplinas que les atraen”, pero la realidad es que acaban apostando “por conjuntos y deportes con los que nunca han tenido conexión”.
En ese punto “se añaden factores de riesgo” que complican las dinámicas compulsivas, como destaca Francesc Perendreu, presidente de la Asociación Centro Catalán de Adicciones Sociales (Acencas), y con tres décadas como terapeuta de ludopatías. “Llega un momento en el que la apuesta es contra uno mismo, algo que no sucede con las tragaperras y otros juegos en los que solo cuenta el azar; en las apuestas puedes demostrar que sabes mucho de un deporte, y es muy habitual que surjan fantasías de profesionalidad, de ganarse la vida así”, destaca Perendreu.
Tendencias que pueden llevar a la ruina a una persona en todos los sentidos y que se acrecientan en el medio digital. “Los pacientes del juego ‘on line’ revelan que las cantidades medias desembolsadas son considerablemente más altas que los del ámbito presencial; así, acumulan mucha más deuda y en menos tiempo”, destaca Jiménez.
Esa rapidez no solo se puede achacar al perfil patológico del jugador, puesto que las característica del entorno cibernético son determinantes. “El hecho de que se pueda apostar las 24 horas, desde cualquier dispositivo, la comodidad de hacerlo en cualquier parte, que se preserve el anonimato y la inmediatez, que permite incluso apostar durante el partido, le confieren un tremendo potencial”, destaca Raquel Dolado, psicóloga especialista en adicciones.
SENSIBILIZACIÓN
Para acabar de afilar ese potencial, los operadores cuentan con la capacidad de penetración de la publicidad, “que ha aumentado un 160% desde el 2011”, revela Jiménez, que denuncia que “aún no hay regulación específica” al respecto. “El impacto es mayor cuando la web de juego está ligada a la imagen de grandes estrellas deportivas, como Messi o Cristiano, ídolos de niños y jóvenes, reforzando la sensación de que las apuestas son una parte más del deporte", coincide Perendreu.
“Se reduce la percepción de que es una actividad con un potencial tan adictivo, sobre todo entre los chavales, que aún no tienen conformada la personalidad, ni la maduración, a todos los niveles, incluso el neurobiológico”, añade la psiquiatra. Perendreu alerta de que tal es la tentación que incluso hay menores que juegan ‘on line’, sirviéndose de algún adulto “que se lleva un 3-4% de comisión” por ceder su identidad. “También los juegos gratuitos, donde solo hay puntos y no dinero, son una puerta de entrada de futuros adictos”, dice el terapeuta.
El responsable de JDigital achaca el éxito a “la pasión con la que se vive el deporte en la cultura española”, y destaca que las apuestas son “una forma lúdica de disfrutarlo”, como pasaba con las quinielas, al tiempo que destaca que la normativa española de juego digital “es de las más avanzadas de Europa“. Michaud destaca las medidas adoptadas en el juego 'on line' para evitar conductas compulsivas: “Control de tiempo y dinero jugado, verificación de que la persona no está en el registro de autoexcluidos, e información constante sobre juego responsable”.
Replica Jiménez, que incide en la necesidad de una regulación efectiva de la publicidad del juego, así como de impulsar campañas de sensibilización de colectivos especialmente vulnerables: jóvenes y personas con problemas previos de adicción. Perendreu también hace hincapié en la necesidad de mucha pedagogía y lamenta que, a diferencia del alcohol y el tabaco, “que causan gastos públicos”, a la Administración “no le interesan las víctimas de una actividad por la que recaudan cuantiosos ingresos”.
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